Capítulo 14

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(Pequeña nota de autora: esta vez va a ser diferente, no es para poner en un momento en especial. Solo la escuché y me pareció perfecta para la situación en sí, toda la relación de Thomas y Emma. Espero que les guste y disfruten el capítulo!)

Ahogué un gemido cuando Thomas pasó su lengua por mi cuello y luego fue a mi pecho. Sus dientes no tardaron en encontrar mis pezones, tirando de ellos. Esta vez no pude aguantar y gemí, llevando mi mano libre a mi boca en un intento de ahogarlos.

No servía.

No podía ahogarlos.

Sus manos eventualmente bajaron hacia mi trasero, apretándolo mientras me movía en círculos sobre su entrepierna. Ya podía sentir la erección bajo a mí.

Tengo que parar esto.

Pero no puedo hacerlo.

Con un movimiento rápido, tomándome desprevenida, Thomas me hizo girar para acostarme en el sillón y él quedar encima de mí. Rápidamente mis manos se rigieron a su cabello oscuro para tirar del mismo, mientras que Thomas iba dejando besos húmedos desde el hueco de mi cuello a mi ombligo.

Al llegar al dobladillo de mi pijama, sus ojos se encontraron con los míos buscando mi aprobación, solo por una milésima de segundo.

Todos mis instintos decían que no, pero yo dije que sí.

Bueno, más bien asentí con mi cabeza totalmente incapaz de decir una palabra sin gemir.

Al acceder, Thomas no tardó el sacar mi pantalón y dejarlo caer en alguna parte de la habitación, dejándome solo con la parte de debajo de mi ropa interior de encaje negro. Tiré con más fuerza de su pelo y mordí mi labio cuando comenzó a besar cerca de la zona de mi intimidad.

Estaba perdiendo los nervios y ya me encontraba totalmente mojada con sentir su respiración ahí abajo, por lo que yo misma intenté sacar la última prenda en mi cuerpo, a lo que Thomas tomó mi mano.

-No aún, vamos a hacer las cosas a mi manera.

No me quejé, ya que no llegué a hacerlo. Sin más, Thomas volvió a buscar mis labios y besarme, moviéndose en círculos encima de mí por más de la ropa. El simple roce me ponía a mil y para sentir mejor, envolví mis piernas a su cadera.

Gemí su nombre cuando dejó de besarme e intenté volver a acercarlo a mí de la manera más necesitada que pueda existir, la cual me correspondió.

No quería parar.

Mierda.

No quería parar nunca.

-Thomas... -entre murmuré y gemí cuando volvió a separarse de mí.

Ni siquiera sabía que es lo que iba a decir.

Volví a gemir su nombre con más fuerza cuando llegó a mi ropa interior nuevamente y acarició mi zona por encima de la misma.

-Sh... solo disfrútalo.

Gemí a modo de respuesta, lo que él tomó como luz verde y terminó de sacar lo poco que me quedaba de ropa, teniendo total acceso a mi intimidad.

Tiré de su cabello e intenté con todas mis fuerzas ahogar mis gritos cuando su lengua comenzó a masajear, chupar, morder.

Estaba en el mismísimo cielo, aunque sabía que de ahí iba a caer en cuando termine esto y me dé cuenta de lo que había hecho.

Pero en este momento, con Thomas entre mis piernas, con su lengua en mi intimidad, lo equivocaba que estaba era lo último que me importaba.

Estaba logrando calmar mis gemidos hasta que metió uno de sus dedos, al escuchar mis gritos, intentó levantar su cabeza supongo para decirme que no haga ruido, pero no lo dejé ni siquiera hablar. Bajé su cabeza nuevamente a dónde estaba hace unos segundos atrás y aunque no podía verlo, podía saber a la perfección que estaba sonriendo.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora