Capítulo 35

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(Pequeña nota de autora: deje una canción para escuchar cuando aparezca el #. Disfruten el capítulo!)

Mi cabeza duele.

Bueno, prácticamente todo duele.

Mis segundos de confusión en donde intento recordar dónde estoy terminan al sentir el típico olor a hospitales ingresando por mis fosas nasales y me entran ganas de llorar.

Dudo, pero termino por abrir los ojos y debo entrecerrarlos gracias a que la luz blanca me hace mal a los ojos. Sin embargo, no tardo demasiado en acostumbrarme a la misma.

Llevo una de mis manos a mi estómago por instinto antes de que mis ojos se encuentren con tres personas del otro lado de la habitación, hablando tan bajo que no logro escuchar nada de lo que dicen.

Thomas tiene esa expresión seria que suele usar a la hora de hacer negocios, pero a su vez, aun a la distancia puedo notar lo nervioso que se ve ya que no deja de jugar con la costura de las mangas de su camisa azul. Frente a él se encuentra la doctora Dawson y no hay que ser adivino para saber que ese no es su rostro de buenas noticias. A su vez, junto a ella hay otro hombre que no recuerdo haber visto en mi vida. Debe rondar los 50 y tantos, se ve grande y experimentado, supongo que eso es lo que dice su cabello lleno de canas y su bata blanca.

Bien, otro médico.

No llego a analizar aún más la situación, parece que debo de haber hecho algún ruido porque los ojos celestes de Thomas se encuentran con los míos y sale disparado hacia mí, dejando a la doctora Dawson hablando sola.

-¿Cómo estás? ¿Te duele algo? –comienza a preguntar al sentarse a mi lado en la camilla.

Me limito a negar con mi cabeza y cuando me ve intentando sentarme en la cama, acomoda mis almohadas detrás de mi espalda.

La doctora Dawson y el nuevo médico no tardan en unirse a nosotros.

-¿Cómo se encuentra, señorita Damon? –pregunta ella acomodándose a mi otro lado, sin embargo, no se sienta.

Por más que me dedica una sonrisa, sé que es falsa.

-¿Está bien? –pregunto por fin. Mi voz sale ronca y mi garganta duele, no tengo idea de cuánto tiempo llevo dormida, pero debe de ser bastante.

La doctora Dawson traga gordo, no hizo falta especificarle de quién hablaba. Durante segundos que se hicieron eternos se me queda mirando hasta que finalmente, asiente con su cabeza.

-Está bien. –asegura y siento que puedo volver a respirar.

Llevo una de mis manos a mi cara para soltar todo el aire contenido mientras que Thomas sostiene mi otra mano. Mi primer instinto es apartarla, pero no lo hago.

-Realmente nos dio un buen susto, lleva durmiendo más de 15 horas y...

-¿Fue un intento de aborto, no? –le interrumpo a mi doctora.

No quiero que hable de mí.

No me importa como esté yo.

Quiero saber cómo está el bebé.

Los ojos oscuros de la doctora Dawson se clavan durante una milésima de segundo en los de Thomas a mi lado para luego dirigirse a mí y suspirar, mientras asiente una vez con su cabeza.

-Fue un intento de aborto, sí. –asegura nuevamente y muerdo el interior de mi mejilla para no llorar.

Thomas parece notarlo porque me da un apretón en mi mano, pero lo ignoro.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora