Capítulo 20

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(Pequeña nota de autora: pongan la canción al ver el #, les prometo que queda lindo con la escena jajaja. Espero que disfruten el capítulo y lloren como yo lloré escribiéndolo.)

Dejo caer mis manos encima del volante del auto, haciendo un esfuerzo para que dejen de temblar y lo agarren.

Fue una mala idea venir.

Sin más, bajo una de mis manos hasta la llave para girarla y prender el auto, pero el hecho de que no dejen de temblar además de mi respiración agitada me obliga a dejar la llave como esta.

Suspiro.

Intento no pensarlo demasiado y solo abro la puerta del auto para bajarme del mismo, no sin antes tomar la bolsa de cartón con lo que acabo de comprar, emprendiendo camino hacia la gran puerta de madera que tan bien conozco.

Me freno en seco en frente de la misma, tomando más aire del que parece que mis pulmones pueden soportar en un intento inútil de no llorar.

Me lo vuelvo a pensar.

¿Qué hago acá? Debería estar en un bar en el medio de la nada en un coma alcohólico.

Pero un nombre me lo impide.

Grace.

Y con eso en mente, abro la bolsa y destapo la botella de vodka que acabo de comprar para darle un buen trago.

4 años.

Llevo 4 años sobria.

Llevaba.

Al tragar, reúno el poco valor que tengo y toco la puerta. Mientras espero, aunque intento evitarlo, doy un último trago a la botella.

Nunca lo admitiría, pero realmente espero que haya alguien en casa. De otra forma, no estoy segura de que pueda parar.

Y como si hubiera escuchado mis plegarias, Theodora abre la puerta de su casa o el lugar que también fue mi hogar por tantos años.

La preocupación es más que notoria en su rostro y lo primero en lo que sus ojos se clavan, es en la bolsa en mis manos.

-Oh, cariño... ¿qué hiciste?

Sus palabras me golpean aún más que las de Thomas hace solo unos minutos.

Por una vez en mi vida, no me molesta que me vean llorar. Me derrumbo como una niña en los brazos de mi madre, sin si quiera poder tenerme en pie por el dolor.

Apenas puedo respirar.

-Lo perdí, mamá. -balbuceo entre sollozos. -Lo perdí para siempre.


Thomas Bale

Una vez que logro recuperar la calma después de que Emma se fue, me obligo a mi mismo a salir del salón, ya que la boda está por comenzar.

Camino tan absuelto en mis pensamientos que me limito a solo asentir con mi cabeza y forzar una sonrisa cada vez que me cruzo a alguien para felicitarme de camino a la capilla.

Sin embargo, me veo obligado a pararme en seco cuando una persona se para frente a mí.

Su traje está perfectamente pulcro, al igual que su cabello como de costumbre y por su mirada puedo suponer que no me cruzó de casualidad.

Bueno, creo que nunca podría cruzármelo de casualidad.

-Creí que no ibas a venir. -digo sin poder ocultar mi sorpresa.

Jackson o, mejor dicho, el hermano de Beth, sonríe de lado.

-Dame un poco más de crédito, Thomas. No me perdería la boda de mi hermanita menor.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora