Capítulo 18

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(Mini nota de autora: es de vital importancia que pongan la canción al ver el #, bueno no, pero es lindo. Disfruten el capítulo!!)

Thomas Bale

Sonrío al revisar el salón perfectamente decorado.

Beth si que se esmeró.

Dado a que aún estamos en verano, por poco que nos queda, decidimos hacer la fiesta y la ceremonia afuera. Un arco de flores rosas, rojas y blancas se encontraba frente a mí, además de una alfombra de color rojo y todos los asientos.

Lo sé, parece clásico, pero Beth lo hizo especial como absolutamente todo.

¿Un poco perdidos?

Déjenme poner en contexto.

Dos semanas atrás, cuando Beth apareció en casa con mis padres, logramos hacernos un tiempo para hablar. Me dijo que estaba dispuesta a terminar todo por más que le doliera si no veía cambios en mí, pero cuando le conté todo por lo que pasó Emma y que estuve para ella, cambio de opinión.

Después de eso, realmente si había estado haciendo los últimos preparativos para la boda ya que esperaba que cambie.

-Realmente quedó todo más que hermoso. -dice una voz a mis espaldas.

Me giro rápidamente para ver de quién se trata, aunque reconozco su voz.

-Díselo a Beth, después de todo ella logró todo.

Samantha sonríe como solo ella sabe y camina hacia mí, abrazándose de mi brazo.

-No puedo creer que finalmente llegó el día.

Es ella quien lo dice, no yo.

Aunque tampoco puedo creerlo.

-Parece ayer cuando nos citaste a todos en ese restaurante para pedirle matrimonio. -sigue hablando ella.

Ni siquiera me molesto en decirle que no quiero hablar, ya que sé que no tiene sentido hacerlo.

-La felicidad de Beth en ese momento, lo nervioso que te veías. Fue un lindo día. Hasta recuerdo cuando llamaste a tu papá para que te ayudara con el discur...

-¿A qué viene esto, Samantha? -le corto nada amable, obligándola a que suelte mi brazo para ponerme frente a ella.

Sus ojos celestes me miraron comprensivamente, mientras acomodaba un mechón de su cabello rubio-rojizo detrás de su oreja.

-Solo pensé que sería lindo hablar del día en que todo comenzó en día de tu boda...

En ese momento mi celular suena indicando un mensaje y sé perfectamente quién es.

-Bueno, pensaste mal.

Sin más, la dejo sola parada en medio del parque. De camino a la salida, rebusco mi teléfono de mis pantalones grises de traje y reviso el mensaje.

-Lo siento, nada aún. Te escribo en estos días.

Aprieto mis puños, con uno de ellos sobre el celular y lo guardo en su lugar para en su lugar.

Ni siquiera me molesto en responder.

Me limito a rebuscar en mis bolsillos las llaves de mi auto y dirigirme al mismo, sin prestar atención a lo que sea que la mujer de mi padre me decía.


Sonrío sin dientes desde la puerta, prefiero verla desde ese lugar.

Beth está caminando de un lado al otro de la cocina, con el teléfono en la oreja y tomando unas notas, que, a propósito, está por caérsele todo.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora