Capítulo 34

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(Pequeña nota de autora: pueden poner la canción cuando vean el #. Disfruten el capitulo!)

Thomas Bale

-¿Cuándo? –chilla la niña repitiendo su pregunta por cuarta vez.

Me llevo el dedo índice a la boca en señal que haga silencio y ella se apura en imitar mi gesto con un "shhh".

Sonrío y acaricio su mejilla, a lo que Gracie trepa encima de mí para quedar en mis piernas. Sus manos pequeñas comienzan a jugar con mi barba apenas crecida mientras espera a que le conteste.

-En unos pocos meses. –explico otra vez en susurros.

Mi respuesta no parece ser suficiente porque ella hace una mueca y aparta su mano.

-¿Pol qué?

-Porque es chiquitito. –repito otra vez como en los últimos diez minutos.

Frunce su ceño y es increíble lo parecida que puede llegar a ser a Emma.

-¿Cuánto es chilitito?

Hago una mueca como si estuviera pensándomelo llevando mi mano libre a mi mentón y ella espera paciente sin apartar sus ojos claros de mí.

Finalmente la rodeo con mi brazo detrás de ella y junto con mi mano libre, las acomodo para marcarle con mis dedos aproximadamente lo que la doctora nos dijo que su hermanito o hermanita media la última cita.

Sus ojos se abren con sorpresa y van de mis manos a mi cara reiteradas veces.

-¡Qué chilitito!

-Shhhh. –llevo mi dedo índice nuevamente a mis labios y ella asiente con su cabeza, imitándome nuevamente.

No puedo evitar soltar una carcajada por lo bajo por lo tierna que me resulta la escena, aunque a su vez también reviso a mi izquierda para asegurarme que Emma siga durmiendo. Hace varios días que se viene pasando las noches sin poder separase del baño y anoche no fue la excepción, termino durmiéndose tardísimo. La doctora decía que era completamente normal, que las náuseas no son solo del primer trimestre y que probablemente solo vaya a ser unos días, que ya iba a pasarse. Sin embargo, no dejaba de ser una situación de mierda que odiaba que tuviera que pasar.

En fin, nosotros nos dormimos tarde, pero Gracie cumplió sus horas de sueño a la perfección y despertó hace media hora con más ganas de hablar y jugar que nunca.

-¿Ahora si queres que vayamos a desayunar? –le pregunto sin levantar mucho la voz, lo que hace que ella también susurre.

-¿Y mamá?

-¿Qué te parece si le hacemos el desayuno?

Sus ojos se iluminan y su sonrisa crece, asiente con su cabeza con emoción y cuando veo que abre la boca para gritar a todo pulmón, vuelvo a llevar mi dedo a mis labios. Rápidamente cierra sus labios e imita mi acción asintiendo con su cabeza.


Veinte minutos más tarde Gracie está sentada en el borde de la isla con sus piernas moviéndose hacia adelante y atrás con entusiasmo y a su vez, llena de harina. La bandeja con el desayuno de Emma está a su lado y nunca termina por estar acomodado ya que cada cosa que pongo, ella lo saca para verlo.

-¿Qué es? –pregunta y me giro rápidamente de la cocina.

-Azúcar.

-¿Pala qué? –vuelve a insistir mirando los sobrecitos en sus manos.

Me acerco a ella y beso su mejilla ruidosamente, causando que se ría a carcajadas.

-Para el té. –explico simplemente.

Después de lo que pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora