Capítulo 26

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Taehyung acarició el níveo crin de Shasta. Hace varios días que no había tenido tiempo para pasarse por las caballerizas y comenzaba a extrañar a su preciado corcel, así que había aprovechado aquel breve tiempo libre por la tarde para dar un pequeño paseo junto a él por los alrededores del viñedo.

Justo entonces lo llevaba de regreso a su cubículo con las manos firmemente sujetadas a las riendas. Rápidamente se cruzó miradas con Yugyeom, quien se aproximó a él para llevar él mismo a Shasta.

No compartieron demasiadas palabras, Yugyeom estaba próximo a acabar con sus tareas, pero seguía ocupado, pero no había dejado de ser tan amable como siempre. Por su parte, Taehyung deseaba regresar a la casa lo más pronto posible a la casa, pues tanto su lobo como él mismo comenzaban a extrañar a su alfa.

Cuando caminaba de regreso a la casa, se encontró con Jungkook esperándolo fuera de esta. Rápidamente se precipitó hacia él y lo envolvió entre sus brazos mientras respiraba su aroma con ansias.

— Hola, hermoso. — Saludó con entusiasmo, correspondiendo al amoroso gesto.

— Hola, Kookie. — Respondió, con su voz siendo distorsionada al encontrarse tan pegado al otro cuerpo. — Te extrañé mucho durante el día.

— Yo también lo he hecho. — Aseguró, después lo soltó un poco, pero no demasiado, solo lo suficiente para poder ver su rostro. — Ven conmigo, quiero mostrarte algo.

Taehyung asintió casi hipnotizado. Jungkook lo tomó de la mano y lo llevó al interior del bosque, guiándolos por un camino que ambos ya conocían muy bien.

El omega sentía su mano hormiguear agradablemente, y se preguntaba si el alfa sentiría lo mismo. Afianzó el agarre en su mano mientras se aseguraba de no quedarse atrás y caminar a su lado todo el tiempo.

Faltaba un rato más para el crepúsculo, así que la luz aún se filtraba entre las millones de hojas de los árboles y caía suavemente en el suelo, creando un hermoso tapiz de luces y sombras a que decoraba el camino.

El sonido del bosque no se hizo menos en ningún momento, cada gorjeo de las aves llegaba a sus oídos con claridad mientras la suave brisa del aire se colaba entre ellos. Esa era la paz de encontrarte en medio de tu hábitat natural.

Pronto llegaron al riachuelo que corría a través del bosque y Taehyung se sorprendió al observar una pequeña manta blanca extendida sobre la superficie del suelo, resguardada a un par de metros de la orilla del río. A su lado había un par de canastas de mimbre que soportaban el peso de un pequeño costal de tela color hueso que se recargaba en ellos.

— ¿Qué es esto, Kookie? — Preguntó sin despegar su vista de las canastas, preguntándose qué sería lo que tendrían en su interior.

— Nunca hemos tenido una cita, así que pensé que podría organizar la primera. — Respondió a sus espaldas. Estaba nervioso, había tenido muy poco tiempo para organizar todo aquello, por lo que prefirió que fuera algo sencillo, sin demasiadas extravagancias que pudiesen salirse de control. Tan solo esperaba que fuera suficiente para Tae.

Taehyung se volteó hacia él con una deslumbrante sonrisa, la cual se ensanchó aun más cuando vio lo que el alfa tenía entre sus manos: un pequeño ramo de flores rojas.

— Este es mi primer regalo de cortejo. — Anunció. — En este ramo están representadas de forma simbólica lo que yo te ofrezco en una relación. Las rosas rojas representan el amor eterno que yo te profesaré mientras que las calicanto de carolina representan la lealtad que yo juraré para ti. También escogí a estas últimas porque son la flor de tu nacimiento, de esa forma, estarían ligadas inevitablemente hacia ti.

Vendimia || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora