Capítulo 1

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El dolor de cabeza fue el causante de su despertar.

Tal parecía que un bicho había entrado en él sólo con el objetivo de molestarle. Abrió los ojos con pereza, y se encontró con una habitación ajena.

Claramente no era la suya. Los muebles de madera clara a su alrededor no se asemejaban a los negros en su departamento, las grisáceas sábanas no eran las blancas qué él tenía. Y la omega qué dormía justo a su lado, abrazada a él no formaba parte del conjunto de mobiliario que él mismo había elegido para su vivienda.

El dolor de cabeza estalló hasta alcanzar un nuevo nivel cuando la luz que lograba colarse entre las cortinas llegó a sus ojos, después de haberse movido unos centímetros.

Se desesperezó y despreocupadamente alejó a la omega para levantarse.

< Agh, estoy sucio > Pensó al encontrarse no sólo con la espesura del sudor, sino también con sustancias secas en el área de su entrepierna.

Podía estar de muchas formas, pero sucio, jamás.

Buscó durante unos breves segundos hasta localizar el traje plata que vestía el día anterior. Lo tomó entre sus manos junto a su celular y se dirigió hacia la puerta que supuso era el baño, para darse una muy merecida ducha.

Al cerrar la puerta comenzó a desvestirse. Se podía notar fácilmente el empalagoso olor a fresas de la chica que ahí vivía. Jeon arrugó la nariz, nunca fue un fanático de aquella fruta. Observó los productos capilares que se encontraban en una de las repisas. Una pena, incluso él utilizaba unos diez más, y de mucha mejor calidad. Abrió la regadera y reguló la temperatura del agua hasta que quedó en el nivel justo que deseaba. No obstante, cuando estuvo por entrar en aquella lluvia artificial, el distintivo tono de llamada de su celular se hizo escuchar.

Consideró la idea de ignorarlo. Pero nuevamente, la fuerte resaca de la que su cabeza era víctima fue la culpable de dar órdenes a su cuerpo. Contestó la llamada sin siquiera ver el remitente.

— ¡Hasta que al fin contestas! ¡Dónde carajos te encuentras Jeon Jungkook! ¿Cómo pudiste desaparecerte tan de repente de una reunión de negocios? ¿Tienes idea de los problemas que nos diste? —Alejó de su oreja el dispositivo de donde provenía el alterado ruido que fácilmente podría ser escuchado por todo el departamento. ¿Por qué a las personas les da por gritar cuando uno tiene un dolor de cabeza tan brutal?

Colgó la llamada molesto, y se adentró a la antes del dispositivo comenzará a sonar nuevamente. Jungkook trató de concentrarse desesperadamente en el armonioso sonido de las gotas caer en el pulido azulejo, con la esperanza de que en algún momento próximo el teléfono dejaría de fastidiarle.

No pasaron más de cinco minutos cuando se dio cuenta de que aquello no sucedería.

Detuvo la corriente de agua antes de llevar su mano a la repisa donde descansaba su ruidoso celular.

—Debí de haberlo puesto en silencio y fin del problema—susurró mientras lo desbloqueaba. Al instante pudo ver los numerosos mensajes y llamadas perdidas que habían quedado acumulándose en la bandeja de entrada. Chasqueó la lengua cuando una nueva llamada apareció en su pantalla.

— ¿Qué quieres Hoseok?—habló con fastidio.

— ¿Dónde estás? —Respondió esta vez con tranquilidad claramente fingida—Te estuvimos buscando hace horas.

—Ajá—exclamó desinteresado, viéndose su reflejo en el espejo con expresión narcisista— ¿Recuerdas a la chica de vestido rojo? Bueno, ahora estoy en su departamento.

—No puede ser Jeon, de verdad nos preocupamos por ti y nos sales con esto—pudo escuchar de forma nítida el suspiro decepcionado que profirió su amigo a través de la bocina, pero no le importó, es decir, no había notado aquel pequeño lunar en su nariz qué rompía desastrosamente con la perfección de su apuesto rostro. Quizá con un poco de maquillaje podría solucionarse—Un día dejaremos de buscarte Kook, ya he perdido la cuenta de la veces que nos haces algo así.

Vendimia || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora