Capítulo 34

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Jungkook abrió los ojos con dificultad, sintiendo a sus párpados como si hubiesen sido pegados con el más potente de los pegamentos. Se encontró con el techo de su habitación, el cual era iluminado parcialmente por los nítidos rayos del sol que se colaban por una de las ventanas.

Con tan solo inhalar una sola vez, pudo detectar la potente fragancia de su omega y de él flotando en el ambiente. Ambos perfectamente combinados. Sonrió lleno de orgullo. Su lobo aulló complacido. La satisfacción recorrió su cuerpo como una corriente cálida y tranquila, placentera y feliz.

Taehyung estaba acostado sobre él, abrazándolo. Su cabello estaba enmarañado y sus mejillas aún poseían un suave rubor rosado. Pasó sus nudillos suavemente por su sien, moviéndose lentamente por sus mejillas, hasta llegar a su mandíbula.

Se dio cuenta, y no por primera vez, de lo profundo que había caído por Taehyung. Sus instintos le instaban, no, le obligaban a quedarse a su lado, a cuidar de él, a protegerlo con todo su ser. Y su yo humano no les era indiferente. Por primera vez, en años, su lobo y él se mantenían de acuerdo ¿Cuándo había sido la última vez en la que había peleado? Ni siquiera podía recordarlo.

Minutos después, notó que sus músculos estaban tensos, y estaba completamente seguro de que necesitaba una buena ducha. Prefería no pensar en lo sucio que debía estar en esos momentos, porque en cuanto comenzara, su cabeza no se detendría y se vería sumergido en un espiral de ansiedad que al final no se detendría hasta haberse asegurado de que su cuerpo estuviera completamente pulcro.

Alejando esos pensamientos de su cabeza, tomó levemente la cintura de Taehyung, y lo giró lentamente para poder colocarlo sobre las sábanas. El omega apenas puso resistencia. No lo culpaba. Los periodos de celo eran devastadores, drenaban toda la energía y te dejaban fuera de combate una vez que finalizaban.

Al ya no tener un peso encima, Jungkook pudo estirar sus músculos casi a sus anchas, acto que su cuerpo agradeció en demasía.

Se sentó lentamente y trató de ubicarse temporal y geográficamente. Buscó vagamente su celular, y lo halló a un par de metros lejos de él. La mesita de noche a su derecha estaba inusualmente lejos del futón, a tan solo unos centímetros de impactar contra una estantería baja. Y en medio de estas dos, en el suelo, se encontraba el dispositivo.

Jungkook alargó su mano, pero pronto se dio cuenta de que no era suficiente. Entonces, se apoyó en sus rodillas, y separando su espalda de las sábanas, se estiró lo suficiente como para que las yemas de los dedos hicieran contacto con la fría carcasa.

Después, fue tan solo cuestión de tiempo para que pudiera obtener el dispositivo a su alcance. Regresó hasta el lugar donde estaba justo antes, y volvió a echarse sobre el futón.

Lo encendió y lo primeros que sus ojos observaron fueron los números que indicaban la hora: 01:24pm. Bajó un poco más la vista, a las letras más pequeñas que se encontraban justo debajo de los números. Sus cejas se alzaron, ante la impresión. Ya era jueves.

Taehyung se removió a su lado, uno de sus brazos viajo hasta su pecho, y el cuerpo del omega se impulsó perezosamente hasta acurrucarse contra su cuerpo.

Sopesó la idea de despertarlo, seguramente tendrá bastante hambre. Durante esos tres días, habían estado follando como conejos y simplemente habían olvidado por completo comer alimentos. El gasto de energía finalmente les cobraba la factura.

Jungkook agradecía que nadie los hubiera molestado por ese tiempo. Lo más probable es que los demás se hayan dado cuenta de su estado y prefirieron mantenerse al margen. Su territorial y posesivo lobo se encontraba bastante sobre la superficie, por lo que había reaccionado de la peor forma al detectar a algún intruso cerca de su territorio.

Vendimia || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora