La mañana nació, dejando ver a un tímido Sol que se escondía entre las nubes mientras observaba a aquellos pedazos de algodón que habían bajado a besar la tierra, visitándola como una amiga querida. La niebla se negaba a subir y dejar que el clima húmedo desapareciera, producto de la tormenta de la noche anterior.
Taehyung observaba a lo lejos la frontera entre el bosque y la finca, logrando vislumbrar como la manta blanca se perdía entre cada uno de los senderos que ahí había mientras se dirigía a las caballerizas. El hálito salía desde sus fríos labios que tiritaban con entusiasmo y sus manos luchaban por encontrar calor en las bolsas del abrigo que su dueño portaba. Sus botas provocaban un tenue eco al impactar contra el camino de piedra que llegaba hasta su destino.
—Joven Kim, no esperaba verle aquí el día de hoy—Yugyeom, uno de sus más importantes amigos de toda la vida, se encontraba justo en la entrada de las caballerizas, cargando un costal con lo que parecía ser comida para caballos.
—Ayer no pude venir, pero no quería descuidarlos—comentó refiriéndose a los animales que residían en aquel lugar. El omega tenía un cariño especial por estos animales, habían formado parte de toda su vida, los asistía con ahínco y eran muy pocas las veces en las que pasaba más de un día lejos de ellos. Algunas veces, había llegado a tener conversaciones con los mismos, imaginando en su cabeza la voz y las palabras que correspondían a cada uno de ellos.
Ambos entraron en las caballerizas con tranquilidad, mientras Yugyeom observaba con cariño a Taehyung. Le parecía tan maravillosa la manera en la que cuidaba a aquellos animales que descansaban en ese edificio.
-Shasta estuvo inquieto ayer, apenas pudimos controlarlo.-informó después de haber dejado caer el contenido del costal en uno de los abrevaderos.-Parecía querer salir corriendo de aquí.
-¿Qué? ¿Por qué no me dijeron nada?-espetó molesto-Pude haber venido aquí a tranquilizarlo.
-Una disculpa, pero Namjoon nos dio órdenes de no hacerlo, parece que no quería molestarlo.
Ante tal argumento, Taehyung solo pudo suspirar resignado. Era cierto que el día anterior estuvo sumamente ocupado con el caso de Jeon. No obstante, no podía evitar sentirse culpable al no haber estado para Shasta cuando le necesitó.
-Vale, lo dejaré pasar por esta ocasión Yug, pero en un caso futuro tienen que notificarme. ¿Cómo es posible que no esté enterado de lo que sucede aquí?-riñó. Antes de que el alfa frente a él pudiera responderle con lo que seguramente sería una nueva disculpa, se dirigió al fondo de las caballerizas, encontrando con facilidad el cubículo donde se encontraba su amado Shasta.
Un hermoso caballo color blanco, de raza andaluz. De pecho realmente amplio y musculoso, con una espalda robusta, de lomo corto y ancho. Sus piernas largas y potentes, su belleza provocada por el hermoso pelaje de su melena y cola fueron los componentes perfectos para que Taehyung se enamorara de ese hermoso macho a primera vista.
La primera vez que lo vio era apenas un pequeño potro, y él tan solo un cachorro. No pasó mucho tiempo antes de que el equino fuera testigo de sus primeras veces montando y de su largo trayecto para tener magníficos resultados en tal tarea.
Amaba a todo caballo o animal que habitaba en el viñedo, aquello era imposible de negar, sin embargo, con Shasta había forjado un vínculo especial. Él era su caballo y él su humano.
Por ello, una enorme sonrisa invadió su rostro al encontrarse con el caballo que ahora le rebasa en altura frente a él ya despierto. Taehyung acarició su lomo con cariño, como un saludo cordial, como un código secreto.
-Hola Shasta, me contaron que estuviste inquieto ayer, ¿Es eso cierto?-preguntó Taehyung con voz amable y cariñosa. El caballo dio un par de pasos hacia el omega, reconociendo el olor de su amo con rapidez.
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Vendimia || KookV
Fanfiction| Finalizada | Jeon Jungkook, acostumbrado a una vida sin conocer el cansancio y el esfuerzo, creció en el seno de una familia poderosa que le proporcionaba todo lo necesario para alcanzar sus metas. Como próximo líder de una de las cadenas de resta...