Su cuerpo ardía, tanto, que llegaba a niveles atroces. Cualquier pequeño roce con las sábanas que lo cubrían, le robaban pequeños gemidos y gruñidos, los cuales luchaba por acallar interponiendo su mano izquierda en su boca, mientras que su mano derecha subía y bajaba con desespero por la longitud de su polla, buscando reducir su dolor y encontrar su liberación.
Su cuerpo desnudo estaba empapado de sudor, sentía pequeñas gotas recorrer su camino hasta su nuca y su espalda. También experimentaba de pequeños latigazos eléctricos en su cuerpo que aparecían con mayor frecuencia cuando estaba cerca de su orgasmo, como en esos momentos.
Había llegado desesperado a la casa, después de haber recogido su ropa y habérsela puesto a medias mientras corría. Solo alcanzó a cerrar la puerta de su habitación antes de desplomarse en el suelo, como producto de sus trémulas piernas. Y de alguna forma, logró envolverse entre las níveas sábanas para poder tratar de disminuir los fuertes dolores que le desquiciaban y luchar por controlar a su estúpido lobo que batallaba por tomar el control y llevarle a cometer una locura.
Una locura que involucraba a cierto omega castaño.
— Ahh...— jadeó cuando su mente evocó su imagen, y de inmediato su miembro palpitó en su mano. Estaba cerca, jodidamente cerca.
Su mente se desconectó de su alrededor y dejó que su imaginación volará a sus anchas. Con los ojos cerrados y los labios levemente separados, visualizó al omega sobre él, montándolo con furia, con la misma velocidad con la que subía y bajaba su mano. Gimió de tan solo pensarlo. Su cadera chocando con la propia, su entrada apresándolo deliciosamente, sus gemidos deleitados por sentirlo dentro, su maldito olor que le incitaba a darle tanto placer como fuera posible. Era tan delirante.
Pronto, su cadera comenzó a moverse, impulsando placenteramente y robándose sus jadeos encantados.
Solo un poco más.
Sus piernas apresándolo, el sonido de sus pieles al chocar, su omega llamándolo, pidiéndole que enterrará sus afilados colmillos en su cuello mientras se enterraba hasta las bolas en él y se dejara ir con gusto, anudándolo, volviéndolo suyo.
— Tae...— Finalmente su orgasmo lo golpeó con fuerza, y varias tiras blancas salieron expulsadas, manchando su mano y su torso. Se había corrido con un nombre en su boca, como nunca antes.
Respiró agitado, tratando de normalizar su respiración aun cuando los pequeños espasmos no terminaban.
Pero frunció los labios cuando su polla volvió a erguirse impoluta. Nunca antes había tenido un celo tan fuerte, y lo peor de todo es que aún no llegaba al momento cúspide, donde no podría controlar a su lobo y este terminaría por tomar total control de él.
Necesitaba supresores lo más pronto posible, pero no podía salir en aquel estado de su habitación. No cuando había tantos omegas con olores atrayentes caminando libremente por la casa y sus alrededores.
No deseaba provocar problemas, a costa de todo, se mantenía firme en tratar de alejarse de ellos. Soltó el aire de sus pulmones exhausto. Tan solo esperaba que algún beta pasara lo suficientemente cerca de su habitación para poder pedir por supresores, pues con ellos, al no tener un olor tan fuerte como el de un omega, podría controlarse lo suficiente como para no saltar desesperado sobre él y buscar follarlo como si se le fuera la vida en ello.
Temía saber que su celo se volvería cada vez más y más implacable, hasta que terminara en el tercer día. Por otra parte, no podía ignorar las inmensas ganas de su lobo de encontrarse con Taehyung, y antes de quedarse dormido, murmuró para sí mismo.
— Te necesito, Taehyung.
ESTÁS LEYENDO
Vendimia || KookV
Fanfic| Finalizada | Jeon Jungkook, acostumbrado a una vida sin conocer el cansancio y el esfuerzo, creció en el seno de una familia poderosa que le proporcionaba todo lo necesario para alcanzar sus metas. Como próximo líder de una de las cadenas de resta...