Capítulo 39

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Cuando todos los socios se hallaron en sus lugares alrededor de la familiar mesa de madera con un fino barniz oscuro bajo una pesada y finísima placa de cristal, el silencio fue profundo, como aquel que solo hay en una ceremonia solemne. No se escuchaban sus respiraciones, mucho menos el batir de sus pestañas.

El miércoles había llegado finalmente y era hora de decidir por fin el destino de la compañía. Haberse tomado esos dos días fueron un lujo que no podrían volver a permitirse.

Kang se encontraba de pie, justo a un costado de Baekhyun, murmurando condescendientemente sobre temas que a nadie más parecía importarle. Jungkook entró en la habitación puntual, vistiendo un elegante traje ónix, sobre una camisa blanca y una corbata azabache. Había peinado su cabello de manera que su frente quedara despejada, otorgándole un porte más firme y formidable.

Tomó asiento en el mismo lugar de la vez pasada, a un costado de su tía Somi, quien veía desinteresada la pantalla de su teléfono, mientras esperaba con aparente paciencia a que la reunión diera inicio.

Cuando el reloj marcó las nueve con treinta minutos, la puerta finalmente se cerró, y todos se establecieron en un solo lugar, respetando la misma formación que habían mantenido durante la reunión pasada.

Somi fue la única que se levantó, dejando de lado su teléfono, que guardó cuidadosamente en su bolso de mano. Se ubicó al inicio de la rectangular mesa, y con una actitud más activa, pronunció:

— Buenos días. El día de hoy, miércoles, primer día de septiembre, deliberaremos, mediante una votación democrática, quién será el nuevo dueño, presidente, y por tanto, socio mayoritario de la cadena de restaurantes Jeon... — Su espalda recta, su frente en alto, su experimentada voz que modulaba con precisión el volumen con el que debía pronunciar cada palabra.

Somi había crecido bajo la enorme sombra de su hermano, BonHwa. Era una mujer beta que no aparentaba tener nada de especial en ella, más allá de su excelente habilidad para hacer contactos y atender reuniones diplomáticas. Sin talentos artísticos o deportivos, jamás logró destacar en alguna actividad académica. Una mujer que había criado a una hija lejos de la arrogancia y soberbia familiar, que guardaba como una tumba todos los secretos familiares con enorme recelo.

Ella no era un modelo a seguir, porque no había sido ejemplar en ningún momento. Si bien había intentado hacerlo mejor que sus propios padres, tampoco encajaba en la categoría de buena madre. Demasiado fría, distanciada, poco asertiva para demostrar sus sentimientos y con empatizar con el resto. Una mujer seria y recatada que poco se relacionaba con sus consanguíneos, pareciendo que deseaba desvincularse del manto familiar como una rata que intentaba escapar de la trampa.

Siempre ocupada, siempre viajando, siempre lejos de aquellos que realmente la querían. Irascible y brusca. Callada y en algunas ocasiones, altanera.

BonHwa no la había ni siquiera mencionado en ni una sola cláusula de su testamento. Quizá pensando en que las acciones que ella poseía eran más que suficientes para satisfacerla. Y por una vez, él tuvo razón.

Ella no deseaba tener más poder en una empresa de la que quería alejarse, lo único que deseaba era estar sola. Y feliz. Lejos de todo aquello que la atara a la desdichada vida a la que había sido destinada desde el momento en el que nació en esa maldita familia. Comenzando por divorciarse de su esposo, a quien apenas y podía ver a los ojos sin sentir asco y repudio. Un hombre que la había encadenado mientras la humillaba día y noche.

— Nadie aquí tiene deseos de alargar más esta reunión. Ambas partes han expuesto sus proyectos y nos han mostrado sus distintas visiones acerca del futuro de la empresa. — Pronunció solemne. — Así que, ¿Alguien tiene que decir algo antes de iniciar la votación?

Vendimia || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora