Capítulo 28

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Hola, Gustabo.
Tal vez te preguntes qué fue lo que sucedió o porqué estás leyendo una carta de amor como esta. ¿Alguna vez leíste Romeo y Julieta? Yo jamás creí vivir un amor que termine mal, tal vez no de esa manera, pero sí con un final donde el dolor que siento en mi corazón sea más fuerte que mi propia voluntad a seguir de pie.

Nunca supe cómo hablar frente a ti y seguramente ese fue el principal error que cometí al haberte conocido; siempre fuiste un completo desconocido para mí. Pero a pesar de eso, lograste hacerme sentir de la manera que mucha gente odia, ¿sabías que gracias a ti aprendí a ser libre? Mirar al cielo es igual de gratificante que mirarte a ti. Aquella vez que mencionaste el matrimonio mi corazón latió con fuerza al imaginarme sobre el altar con un hombre frente a mi creador, yo no estaba dando misa en aquel entonces, sino que esperaba un beso simbólico.

Me duele saber que esto sea lo último que sepas de mí, no es un hecho, pero me aterra imaginar que jamás volveré a mirarte por las mañanas ni volver compartir aquellos caramelos contigo. Gracias por ser aquel chico que me aterró de proncio a fin, esta carta te la dará alguien que sé que te ama de la misma manera que yo lo hago. No te pido que me esperes, te pido ser feliz y ser aquella flor abierta que una vez me enseñaste a imitar.

Juan una vez dijo: en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. Por lo tanto, el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

¿Reconoces ese versículo? Cierto es que no logré dejar de temerle. Pero estoy seguro que algún día lo lograré.

Gracias por estar a mi lado todos estos días y por enseñarme lo que es la felicidad a base de besos y caricias que jamás recibí de alguien más; muchas gracias por no hundirme y odiarme como yo creí que hacías desde el primer día que te vi.

Rezaré por ti todas las noches; rezaré para que seas feliz. ¿Volver a verte sería un sueño? El tiempo es nuestra medalla y llave. No te olvides de sonreír y de enfrentarte a la vida como un hombre fuerte y real.

Te deseo lo mejor en lo que resta de la vida, que Dios esté siempre de tu lado y que te guíe en el camino de la paz. Que Dios te acompañe y guíe en el camino que te haga un hombre feliz, pues no todo lo que él dice es malo.

De quien te ama.
Jack Conway.

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