A N A S T A S I A
Escogió a Dakarai para ser parte de su guardia. Era bastante ocurrente, siempre le decía comentarios burlones al oído que la hacían reír y lo cual la ayudaba a no estresarse demasiado. Dakarai le proponía leerle las cartas para ver su futuro, pero ella se negaba.
Anastasia seguía entrenando siempre que se detenían en el camino, cada vez el hielo que creaba se hacía más fuerte y se creaba con mas facilidad, también podía hacer nevar por un rato, su poder era grande aún sin amplificador, podía sentir su poder desde su interior, algo oculto y retenido, desesperado por salir.
En un punto, Anastasia fue enviada a un pueblo pequeño que estaba teniendo problemas y revueltas, fue mandada solo con sus guardias y varios soldados, y con costales de grano para las personas del pueblo. Todo fue con sencillez, llegaron ahí y Anastasia se dedicó a escuchar a la gente del pueblo, a veces parecía que solo eso querían, ser escuchados. Aunque eso tiene sentido cuando lo único que tienen es una monarquía que descuida e ignora a su pueblo. El grano y Anastasia fueron bien recibidos y al momento de partir todo había vuelto a la calma. Tardaron un par de días y después se reincorporaron al grupo.
Alina la puso al corriente de lo que había estado pasando los últimos días. Como se había decidido un pueblo atrás, ambas tenían que estar en el carruaje pues las personas afuera ya eran demasiadas y era peligroso que estuvieran cabalgando. Nikolai estaba en el carruaje cuando entraban y salían de los pueblos.
Cuando Nikolai estaba dentro, les contaba sobre nuevas ideas que tenía para construir nuevas cosas como: un artilugio para pavimentar caminos, un nuevo sistema de irrigación, un barco que pudiera remarse a sí mismo. Dibujaba bocetos en cualquier trozo de papel que pudiera encontrar, y cada día parecía tener una nueva idea para mejorar la siguiente versión del Colibrí.
Su mente y su imaginación nunca se detenían, iban a mil por hora, inventando y maquinando, a Anastasia le gustaba eso. Jamás paraba de hablar y Anastasia disfrutaba escucharlo, la distraía y al mismo tiempo le recordaba a su hermano, tan creativos. Lo extrañaba demasiado.
Un día, Alina estaba recargada contra el marco de la puerta del carruaje. Tenía los ojos cerrados mientras recibía el intenso sol de la media mañana en su rostro, calentando su piel. Alina hacía eso seguido, dejaba que los ratos de luz iluminaran y calentaran su piel, le daban un brillo especial, su pelo marrón brillaba en un tono más claro, sus pestañas chocaban contra sus mejillas rosadas. Era su luz.
Tocaba con los dedos el grillete del azote marino, cuidadosamente oculto por su manga. Por el momento, quería que el segundo amplificador fuera un secreto. Los Grisha de Nikolai habían jurado mantener el silencio, y tan solo podían esperar que lo mantuvieran así.
—A veces no puedo creer que el pájaro de fuego sea real. —Alina abrió los ojos. La miró con sus ojos miel iluminados—. ¿Crees que se parezca a las páginas del libro, con las plumas de color blanco y dorado?
—Creo que será gigante. —respondió Anastasia, sentada en la esquina opuesta frente a ella, protegida en la sombra.
—¿Qué clase de monstruo lo abatiría con una flecha?
—Tendrás que hacerlo.
—Lo sé. —se ensombreció aún con la luz dándole en el rostro—. Me negué a tomar la vida del ciervo, y eso provocó la muerte de incontables personas: los ciudadanos de Novokribirsk, los soldados y los Grisha que abandoné en el esquife del Oscuro.
Anastasia solo pudo pensar en los altos muros de las iglesias cubiertos con los nombres de los muertos que veían en los pueblos. Solo pudo pensar en en cuantos cementerios ya había visto con filas tras filas interminables de lápidas. Continuó:
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Hasta que los Mares Sean Polvo || Nikolai Lantsov
FanfictionAnastasia ha reconstruido su vida una y otra vez. Fue elegida por la Creación del Corazón del Mundo para pelear y ayudar a mantener el equilibrio. Es su deber involucrarse en una guerra que no es suya y asegurarse que se termine, aún si eso le cuest...