Capitulo 11

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C. 11: Otra oportunidad
-¿C-cómo?-Violetta se quedó mirándome fijo a los ojos-¿Una última vez?

-Sí, Violetta, una última vez.-exhalé-Yo...yo me casaré con Francesca.

-Pero, creí que...que nosotros...que vos....-su voz quebrada me ponía los pelos de punta, y sus ojos cristalizados me formaban un nudo en la garganta irremediable.

-Hemos llegado, el hospital de San Isidro.-anunció el taxista con un tono casi monótono.

Le pagué al hombre, y tomé a Violetta de la mano cuidadosamente para entrar al edificio.

-Eh, disculpe.-llamé la atención de una enfermera, joven, vestida de blanco-Esta chica necesita ver a un médico, no se siente del todo bien.

-Claro.-afirmó-Sólo necesito registrarla, ¿su nombre y su dirección?

-Violetta Castillo, San Isidro número 1343.

-Vaya, sí que está pálida.-respondió ésta desconcertada, tocándole la frente-La llevaremos a una habitación y llamaremos a un doctor, usted puede esperar aquí.

Asentí, y le entregué Violetta a aquella carismática señorita.

-Vas a estar bien, te lo prometo.-le susurré antes de que se retirara.

-Diego...-pronunció Violetta con debilidad-gracias.

Sonreí, mientras veía desaparecer entre los pasillos completamente blancos, a la enfermera que la sujetaba.

Me di la vuelta y tomé un asiento en la sala de espera, junto a una señora mayor que parecía leer una revista.

-Disculpa...-me interrumpió ésta de mis pensamientos-no quiero ser entrometida, pero a la chica que trajiste, ¿es tu novia?

-¿Qué? ¿Violetta, mi novia?-reí por la dulzura en la que esa mujer había realizado su pregunta-No, en lo absoluto. Sólo somos amigos.

-Perdona, pero es que parecías verla con tanto cariño, que creí otras cosas.-sonrió la anciana-En fin, hago mis propias telenovelas en la mente, lamento haberte molestado.

-Está bien.

Saqué mi teléfono, pues quizás me entretendría y me distraería de las granadas de pensamientos que explotaban en mi cabeza en ese momento.
Pero no. No podía pensar en otra cosa que no fuera Violetta. Si Francesca supiera, jamás me lo perdonaría. Besar a otra chica, la cual además solía ser su mejor amiga, la mataría por completo.

Decidí cerrar los ojos para relajarme un poco, y por algunos segundos sentí que me había transportado tres años hacia atrás, a nuestro último año de instituto. Recuerdo que por esos días, estaba perdidamente enamorado de Violetta, quien claro, estaba con León. Recuerdo cuanto deseaba secretamente a que su romance terminara, ya que abriría paso a que me diera una nueva oportunidad, hasta que llegó Francesca. Y cambió todo sobre mí.
Cambió mi forma de parecer, mi forma de pensar, incluso mi forma de querer. Solía creer que Violetta y yo estábamos destinados a estar juntos, hasta que esa italiana llena de dulzura y autenticidad entró a mi vida y robó por completo mi corazón...sí, la amaba, estaba seguro de ello.

***
-Diego, ¿cómo está Vilu?-me preguntó Francesca, al otro lado de la línea.

-Bien, ya la han instalado en una habitación y se le han aplicado algunos medicamentos para que descanse un poco.

-Me alegro, me había preocupado mucho, lucía bastante pálida en la fiesta.

-Sí, ya todo está mejor, tranquila.-sonreí.

-Bueno, ya he conseguido sacar a los invitados pretenciosos de la casa de Violetta.-bromeó mi novia-En cuanto pueda voy al hospital.

-Vale, nos vemos.

Novela Diego - Ser quien soy 2da TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora