Capítulo 19

438 34 2
                                    

C. 19: Lo que pudo haber sido
-¡Despertáte de una vez, dormilón!

Abrí los ojos al escuchar aquel llamado. Unas pequeñas manos, pegajosas y resbaladizas golpetearon a mi espalda. Y entonces un pequeño par de piernas, y un diminuto conjunto de cabellos marrones y alborotados cosquillearon mis brazos.

-¡Papá!

Me volví hacia la voz delicada y chillona, que se ocultaba detrás de unos labios que sonreían.

-¿Ari, dónde estás mi amor...

La chica de veintidós años entró a la habitación en la que me encontraba, vestida con un delantal y una coleta recogida. En cuanto me vio junto a la dulce niña, sonrió ampliamente.

-Buenos días-reí de vuelta, sosteniendo a la personita que me había despertado en los brazos-. ¿Me llamabas?

-Sí, el desayuno está listo.

Violetta se sentó a nuestro lado en la cama, contemplando la imagen que tenía enfrente.
Yo la contemplé de vuelta.

-¿Por qué me miras de ese modo?-preguntó ella, con las mejillas teñidas de color tomate.

-Porque todos los días le agradezco al cielo estar rodeado de hermosas mujeres.

-¿Te considerarías afortunado?

-No, me consideraría un hombre con excelentes decisiones.

***
-¿Escribiste ya tus votos?

Negué con la cabeza, atareado.

-Me alegro, porque yo tampoco-manifestó con voz cantarina, y se sentó en el suelo para verme a los ojos.

-Hace dos horas que no me levanto de este sofá-mencioné cabizbajo-. Me senté a solucionar los conflictos emocionales que habitan en mi subconsciente, y han pasado ya dos horas.

-Quizás una bella historia de amor pueda ayudarte a solucionarlo-se encogió ella de hombros con jovialidad-. O en los peores de los casos, a distraerte de ello.

Tomó una de las tarjetas de papel que tenía consigo y escribió en tinta azul: Por qué te amo.
Razón 1 - Me pareciste un cretino encantador desde el comienzo.

-¿Qué?-intervine conteniendo la risa.

-Bueno, esa es la verdad. Eras demasiado odioso insistiéndole a Vilu, pero siempre conseguías salirte con la tuya gracias a tu encanto.

-¿Puedo escuchar la razón número 2?

-Que enamorarme de ti era lo último que esperaba de la vida.

-Bien, me odiaste y te repugnaba desde que me conociste. Puede ser que el ministro se oponga a nuestro amor en el altar.

-Pará-rió con su manera tan peculiar de hacerlo-. Sabés que eso es porque me encanta nuestra historia.

-¿Por qué es una completa locura?

-Además de eso...que es tan imperfectamente ideal-la mirada de Francesca parecía perderse en un punto indefinido-. Que no tenemos por qué abstenernos a una imagen de romance de cuento de hadas, porque no lo tenemos. No nos enamoramos al instante, no fuimos el primer beso del otro, no fuimos felices para siempre desde el inicio...y sin embargo estamos aquí, amándonos, viviendo esto tan simple, tan sincero, tan inesperado.

Fijé mi mirada en ella. Sólo en ella. En la maravilla de sus ojos y la belleza de su sonrisa. No lo merecía, no merecía ver el resplandor que irradiaba cada vez que hablaba de nosotros. No merecía sentir el cosquilleo que le recorría el cuello cada vez que la tomaba de la mano. No merecía vivir todo aquello tan simple, sincero, e inesperado con ella.

-Besé a Violetta.

Porque no era sincero.

***
-¡Diego! ¡No!

Me di la vuelta. Mi estómago se encogió. Siquiera podía mantenerme de pie ante todas aquellas personas en la fila.

-Por favor, te lo suplico, no lo hagas...

-¿Q-qué haces aquí...

-Si tu abordas ese avión, se termina todo. Todas mis esperanzas, todas mis ilusiones...todo-las lágrimas en su rostro eran incontrolables. Y las mías eran inevitables-. En ese avión se irá una parte de mi alma, por favor no lo hagas.

-Creí que no vendrías...

-Y yo creí que no esperarías a que yo apareciera-una media sonrisa entre sollozos me hipnotizó-. Por favor, amor, quédate conmigo.

-M-mi padre...está esperando, no puedo hacer esto...

-Por favor, Diego, te necesito...

-Tengo que irme a Barcelona, nosotros jamás nos veremos de nuevo...creí que eso es lo que querías...

-Tú no comprendes...en lo absoluto.

-¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Seguir obsesivamente atado a ti, aferrarme a algo que claramente no deseas?

-El vuelo 18 a Barcelona, España está por despegar, todos los pasajeros deben presentarse a la sala de abordaje-resonó a través de los altavoces.

-Jamás he sido lo suficiente para ti, Violetta. Mereces a alguien mucho mejor, mereces iniciar una familia, con tu bebé, con León, tienes que dejarme ir...

-No lo quiero de ese modo, te quiero a ti.

Violetta apretó mi muñeca con dulzura y se inclinó hacia mis labios, plantándome un beso con sabor a chocolate amargo.

-Te amo, y quiero que tú seas el padre de mis hijos...tú me lo prometiste la primera vez que pasamos una noche juntos, ¿lo habías olvidado?

-No, lo recuerdo cada segundo de mi vida.

-Entonces...-sus ojos lucían cada vez más cristalinos, cada vez más irreales-escapémonos.

Novela Diego - Ser quien soy 2da TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora