Capítulo 21

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¡Hola! Bue, este capitulo se lo dedico a Anto ((porque se lo prometí a)), ya que constantemente insiste por mi novela, y eso lo aprecio en verdad. También va para todas las lectoras, las seguidoras de cualquier novela que he escrito: Mafer, María, Majo, Alba, Tania, Mary, Lore, y las chicas en general. Son todas unas diosas, y aunque no comprenda por qué les guste esta novela, las amo un montón. ❤️Gracias❤️
-Vicky^^
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C. 21: Perdidos
-¿Diga?

-¿Puedo pasar?

Su voz se quebró.

-¿Diego?

-Estoy en el auto, afuera. ¿Puedo pasar, por favor?

-¿Qué hacés aqu...

Suspiré.

-Es una larga historia, supongo.

Una sonrisa escapó desde el otro lado de la línea.

-Tengo tiempo. Adelante.

***
Tomé la cucharilla del mármol y comencé a batir los granos de café, mezclados con agua y leche, y dos azucarillos, dentro de la taza naranja que me había sido entregada.

-Lamento haberte despertado.

La chica levantó la mirada, se veía sorprendemente linda con las ojeras bajo los ojos. Una sonrisa, otra sonrisa.

-Sé que-proseguí, dándole un trago amargo a la bebida-, cuando se tiene un hijo, se aprovechan más las mañanas para...bueno, dormir.

-Está bien. Estaba a punto de levantarme a prepararle el desayuno a Ariana cuando llamaste.

-¿Siempre cocinas con una blusa blanca abotonada erróneamente?-ironicé, admirando su extraño atuendo con el rabillo del ojo.
Se veía fantásticamente desarreglada.

-Casi exclusivamente-rió, cargando a la nena de tres años entre los brazos.

Agaché la cabeza. La última vez que había estado ahí le había reclamado a Violetta sobre sus acciones en mi propio departamento. Y ahora estaba ahí, ahogando mis penas, y me sentía culpable.

-Entonces...-murmuró ella, sorbiendo un poco de café con leche-¿qué hacés acá?

-Ni siquiera yo lo sé. Sin ella me siento perdido.

-Y, ¿cuando te sentís perdido tu primera opción es venir hasta aquí?

-No-manifesté con desánimo, apenas y podía sentir el peso de los hombros encima-. Mi primera opción fue dormirme en el auto y esperar a que volviera. Y luego de que eso no funcionara unas siete horas después...esta ha sido mi siguiente opción.

-¿Ha sido así de mal?

Llevé mi mano hasta el bolsillo de mi pantalón, y extraje desde ahí el pedazo de joyería idéntico al que tenía puesto sobre el dedo anular.

-Oh-Violetta se escondió detrás de su café negro y una desprevenida sonrisa-. Lo siento.

-Está bien, ha sido todo mi culpa.

-¿L-le has dicho...

-La verdad.

***
-Deja que te ayude.

Violetta se apartó, y yo tomé una sartén amplia desde el estante más alto de la cocina. Le había prometido ayudarle a preparar el desayuno, ya que había sido una visita bastante inesperada la mía, y completamente fuera de contexto. Por lo que éramos ambos, en una inmensa cocina, desorientados por nuestros propios motivos, y cocinándole unos panqueques a una infante.

Novela Diego - Ser quien soy 2da TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora