Era un nuevo día, uno que no se esperaba en absoluto, la madre de Ink se encontraba en la sala principal siendo rodeada por sus sirvientes de color que trataban de consolarla, cuando la criada fue hacia la habitación de Ink para despertarlo y prepararlo para estudiar, el menor no estaba en su habitación, no había rastros del hijo de sus amos y eso la hizo temblar, trato de calmarse para acercarse a los demás sirvientes y pedirles de que encuentren al albino, sin embargo luego de una hora de búsqueda, no había rastro del niño en la hacienda. Con temor fueron a informarle de la desaparición del niño a su señora, la madre de Ink sintió pequeños escalofríos, iba a tener una gran discusión con su esposo por no saber donde estaba su niño, ni en sus sueños podría imaginar que su propio hijo haya escapada de su hogar, no había ni un motivo para que lo haga, o eso creía ella.
Había enviado a uno de los soldados para que trajeran a su general, tenían que hablar de un motivo importante y haciendo caso a la orden de la mujer de su general fue a llamarlo, la mujer sentía nervios por lo que fuera a suceder cuando su esposo se enterase, pero sabia ocultarlo muy bien teniendo un rostro serio sin mostrar alguna emoción, pero no lo logro por mucho tiempo que al entrar hacia la sala principal cayo rendida en el sillón tapando su rostro, sus sirvientes alarmados fueron a consolarla hasta que llegara su señor.
Mientras tanto Ink ya había llegado al hogar de su familiar, Error aun seguía dormido y no quería despertarlo, por lo que lo cubrió con una manta y lo cargo con todas sus fuerzas hacia llegar a la puerta de la casa, su tía y primo vivían en una moderada casa con otra mujer más y al tocar la puerta fue abierta por esa mujer de color, esa mujer era como otra integrante de la familia de su primo por lo que sabia que su primo no dudaría en ayudarlo con su plan.
—Bienvenido joven Ink, permítame cargarlo por usted.— Alzo sus brazos hacia el niño que Ink estaba cargando, y confiando en ella Ink le permitió tomarlo.
Aunque fuera considerada familia, ella quería ayudar en la casa haciendo los deberes del hogar y atendiendo a los invitados, Ink fue en busca de su primo y al encontrarlo corrió hacia el para abrazarlo.
—¡Ay!— Chillo el rubio al haber sentido el abrazo de su primo, lo había sorprendido. —Ink, sabes que no debes correr hacia las personas y sorprenderlas.— También correspondió al abrazo y sonrió.
—Lo siento, solo estoy muy agradecido por recibir tu ayuda.— Al estar abrazándose un largo tiempo poco a poco se separaban. —Muchas gracias, Dream.
El mencionado con su sonrisa y ojos achinados acaricio el cabello de su menor primo despeinándolo, para luego ir hacia la habitación que había preparado para el albino, no sabia que tenia en mente el menor al traer a otro niño de tez negra con el, pero iba apoyarlo y a escuchar su historia.
En cuento los primos de ojos estrella conversaban, la madre del albino había sido golpeada en la mejilla por la mano de su esposo, había recibido el golpe con tanta fuerza que su equilibrio se fue hacia abajo haciendo que cayera al suelo, inmediatamente los sirvientes fueron para auxiliarla, en cambio los solados que permanecían en la puerta, observaban todo sin poder hacer algo, su general estaba tan enfadado que no querían meterse en su camino.
—¡Tenias una sola responsabilidad! ¡¿Y ni para eso eres buena?!— Con su cabeza en alto veía con desprecio a su mujer, si la gente se enteraba de la desaparición de su hijo iban a verlo como un mal padre y como un general incompetente que si ni siquiera su hijo tenia su seguridad, el pueblo tampoco la tendría. Su vista ahora se dirigía a los sirvientes que estaban ayudando a su mujer. —Suéltenla y retírense, soldados ustedes también permanezcan afuera.
Las criadas y sirvientes obedecieron con su mirada en el suelo, querían ayudar a su señora pero si desobedecían al general podrían ser castigados con la muerte, los soldados también haciéndose de la vista gorda salieron del hogar cerrando las puertas.
El general se quito la correa de su cintura y la envolvió en su mano para sujetarla, iba a castigar a su esposa a la cual le había perdonado tantas cosas, pero ahora su ira le impedía perdonarla esta vez, la madre de Ink asustada temblaba en el suelo mientras cubría su rostro.
Luego de unas horas el general había salido sin cerrar las puertas, sin arrepentimientos y calmado un poco fue hacia sus soldados para darle la orden de encontrar a su hijo sin hacer escandalo, debían encontrarlo sigilosamente y traerlo hacia el sin llamar la atención de los ciudadanos, los hombres se retiraron al igual que el general.
Las criadas fueron ayudar a su señora, lloraban por ella que estaba desvestida, con marcas de correa en su cuerpo y su parte intima estaba sangrando, la cubrieron con una manta para que los hombres puedan llevarla hacia su habitación y al hacerlo se retiraron dejando a las criadas para que lavaran su cuerpo y curar las pequeñas heridas abiertas que había en sus muslos y torso, su señora tenia varias marcas en su cuerpo, pero no había ni una en su rostro, agradecían el que su señora estuviera inconsciente, así no podría verlas llorar mientras limpiaban su intimidad ensangrentada y rasgada, sentían pena hacia su señora.
Todos los esclavos nombrados sirvientes mantenían su cabeza agachada afuera de la habitación de su señora, se sentían mal por no haberla ayudado cuando ella daba la cara para evitar que recibieran castigos cuando cometían errores, su señora era la esperanza en esa hacienda junto a su hijo, pero ahora sentían que todo eso se iría por la desaparición de Ink, temían lo que podría pasar en el futuro si no encontraban al albino.
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❝ᴘʀᴏᴘᴇʀᴛʏ❞ ||【InkError】
FanfictionInk de niño no entendía, no sabia la razón por la cual su padre maltrataba a las personas de color, sus gritos, sus llantos, era perturbador ver como la sangre rodeaba sus espaldas por los latigazos. Esas personas eran propiedad de su padre según el...