Cuarenta y tres.

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A Sam casi le da un algo, Nash casi se queda sin mano de tanto que le clavé las uñas, Cam casi se queda sin boca de tanto que la abrió y, bueno, yo, casi se me saltan los ojos.

—¿Qué tienen que ver Brenda y Anthony para que ella le haga tan grande favor?—pregunta Cameron fuera de sus casillas.

—Aquí hay algo que nos estamos saltando —dice Nash rascándose la mano en la que le he dejado marcas de mis uñas. Jo, pobrecito.

—A ver —dice Belén levantándose de su sitio y mira a Ally como pidiendo permiso. ¿Para qué?—, la verdad es que es una historia demasiado larga.

—No pasa nada, ahora tenemos todo el tiempo del mundo —dice Samantha cruzada de brazos. Está enfadada. No, está furiosa. Aquí va a haber sangre. No me extraña, ¿qué concho hace Anthony fuera?

—Brenda y su marido... —comienza Ally.

—No, no, primero cuéntanos que maldita realción tienen ella y Anthony —reprocha Sammy.

—No te vas a enterar si no empiezo por el principio —suspira Allison y Samantha se sienta en el sofá dándole pie a seguir con la historia—. Brenda y su marido son... trafican con drogas.

—¿Qué? —seguro que mi cara ahora mismo es de una incredulidad increible.

—¿Anthony estaba relacionado con eso? —pregunta Cameron.

—No, nada que ver, dejadla seguir —dice Belén estresada.

—Sarah, Belén, Brenda y yo a veces quedábamos para ir al casino y, digamos que, distribuir la droga, por eso fue que visteis a Sarah hoy tan arreglada, venía a buscarnos para ir...

—Estoy alucinando ya... —digo acostándome en el sofá de al lado.

—Sarah se está quedando en casa de Brenda y la ha convencido para sacar a Anthony de allí, como ellos tienen dinero de sobra...

—Nosotras queríamos dejar esa especie de negocio hace tiempo pero el marido de Brenda nos sigue amenazando con que le tendríamos que devolver el doble de lo que conseguimos vender en el casino —dice Belén pasándose una mano por la cabeza.

—¿Por qué no se lo decis a la policía? —interviene Nash en la conversación y se hace un hueco en el sofá en el que me encuentro tumbada, se sienta y pone mis piernas encima de él.

—Nos arrestarían a nosotras también, que nosotras somos las traficantes por así decirlo...

—Madre mía ahora sí que me va a poner mirando a Japón —dice de un sollozo Samantha y yo suelto una carcajada quitándole tensión al asunto. Cameron rodea los hombros a Sam y le dice una cosa al oido que la hace sonreir. 

—Supongo que se quedará también en casa de la pareja traficante y tendrá que pagar él su fianza distribuyendo droga también. Esto es así, ellos te hacen un favor, tú tienes que pagar por ello... —dice lamentándose Belén.

—¿Cuál fue vuestro favor? —pregunté yo.

Ally y Belén se quedaron un poco atónitas por la pregunta. Pero en verdad tengo curiosidad, ¿qué tan grave pueden haber hecho ellas para estar pagando su "error" traficando droga?

—Yo.. bueno, yo antes consumía marihuana... y se la compraba a ellos. Pero eso fue cuando tenía 16 años, Sarah también lo hacía, estábamos las dos involucradas... Un día mi madre me pilló y tuve que dejar de comprarle y ante la ausencia de dinero que era el que yo le daba por la droga que me vendía, Eddie me amenazó con dejar en la ruina a mis padres por no comprarle más, él dijo que compró bastante para mí y que de un día a otro dejé de pagarle y por eso me tuve que poner a trabajar para poder seguirle comprando la droga aunque ni siquiera la consumiese... —dijo Belén mientras todos escuchábamos atentos.

More Than A Travel (Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora