Veintinueve.

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Claramente, la estúpida de Sarah no puede dejar de arruinarlo todo. Me estoy planteando que ella esté reclamando más atención todavía de su novio y por eso se comporta así, ¿esque no tiene suficiente ya? Vamos, ¡Nash Grier es su novio! Y la hace caso en todo (o casi todo), no se enfada con ella cuando ya la debería de haber dejado hace meses... Yo no sé qué más quiere.

Volviendo a la realidad y saliendo de mis pensamientos, Nash me mira asustado y yo no sé qué expresión tengo en mi cara, pero debe ser muy rara para que no sepa ni yo cómo describirla.

 —¿Qué hacemos? —decidí romper de una vez el silencio que se basaba en sólo miradas de terror entre los dos. Cuando Nash abrió la boca Matt se posicionó detrás mío intentando ver más allá del pasillo intentando averiguar porqué estamos tan aterrorizados.

 —¿Qué pasa? —preguna Matthew sin entender.

—Pues que Sarah es la misteriosa del coche robado de Nash —respondo mientras observo cómo Cameron sale de su habitación con los ojos medio cerrados.

 —¿Reunión de amigos? —pregunta él pasando su mirada por los tres.

—No exactamente —respondo. Nash seguía sin hablar y Matt supongo que no sabía qué decir—. Nash —le zarandeo levemente del hombro—, ¡Nash! —grito haciéndolo más fuerte.

—Ya, ya, voy a llamarla —por fín reacciona.

Básicamente no sé si lo decía por decir algo y salir de su trance, o porque era tonto. ¿Se cree que Sarah lo cogerá? Bueno, tal vez sí, pero sólo para amenazar de que si no rompemos la amistad entre Nash y yo se tira por un barranco o algo -lo cual no estaría nada mal, las cosas como son-. Espera, ¿amistad? En realidad no sé ni qué tenemos Nash y yo después de lo ocurrido hace apenas media hora.

Se aleja un poco aunque no lo considero necesario. Se dirige al comienzo de las escaleras y se queda parado colocando su móvil al lado de la oreja derecha sin llegar a tocarla y puedo oir los pitidos de la llamada. Suenan uno, dos, tres... Y cuatro y cinco y seis y él sigue ahí parado sin intención de colgar la llamada. Es inútil, yo lo sabía. Al menos se aleja el teléfono cuando oye el contestador. ¿Y ahora qué hacemos? Esque, en serio, una loca al volante nunca ha sonado muy bien que se diga ¿no? A mí por lo menos no me suena bien. Y menos el jeep de Nash que le tiene que haber costado una pasta... Sí, lo sé, temo del coche y no de ella, no sé cómo piense Nash.

—Amigo, tenemos un problema —dice Matt dando una palmada en la perfecta espalda desnuda de Nash. Cameron sale del baño en el que se metió nada más le respondiera a su pregunta y se queda mirándonos.

—¿Todavía aquí? —pregunta subiendo un poco su bañador recién puesto y con la ropa que había dormido en la otra mano.

—¿Qué hacemos? —dije ignorando la pregunta de Cam y dirigiendo mi mirada a Nash, el cual seguía paralizado.

—Podemos ir a buscarla —propone Matt—, que yo sepa, ella no ha venido nunca a Queens ¿no? Asíque no puede estar muy lejos.

—Matthew —interviene por fín Nash rodando los ojos—, Sarah nació en Queens y se mudó hace tiempo a Nueva York.

Matt abre mucho los ojos y la boca y asiente como un niño que acaba de pillar un chiste pero sin reirse. Cameron continua detrás nuestra observando nuestra pequeña conversación hasta que decide volver a preguntar.

—¿Qué pasa? ¿Algo nuevo con Sarah?

—Cam —me giro para mirarle, yo no era capaz de hablar a una persona sin mirarla, a lo mejor son manías mías—, Sarah se ha ido a como doscientos por hora en el jeep de Nash.

More Than A Travel (Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora