Veintiseis.

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Okey Ashley, no te preocupes, a lo mejor ellos son sólo los tardones del grupo, no van a estar haciendo nada... ¿no? Maldita bruja, de ella ya no se puede esperar nada bueno. Ando al lado de Samantha por el camino de tablas de madera que conduce hasta el mar y al llegar a la arena me quito las chanclas y camino pisando la fina arena dorada. Esto literalmente es el paraíso, no quiero irme nunca y me fastidiaría mucho si nos tuviéramos que volver a España sólo porque no encontremos trabajo. En Estados Unidos hay muchos trabajos, inimaginables, puedes ser lo que quieras ser, siempre y cuando tengas éxito...

—¿En qué piensas? —me pregunta Ally poniendo su toalla a mi lado.

—Nada importante, me pregunto si el agua estará fría o muy fría —respondo dubitativa.

—¿Y por qué no puede estar caliente? —se ríe ella.

—Normalmente el mar está helado —respondo sabionda.

—Hasta que un niño se mea.

—¡Qué asco, cerda! —grito dándole un empujoncito.

—¡Eh! ¡Qué pasa! ¡Meteos, está muy buena! —grita Matt desde el oleaje.

Me levanto, puesto que estaba tumbada en mi toalla azul turquesa, y ando hacia el mar, donde están los demás. Piso la arena mojada y está más fría que nunca. Si la arena está fría, el mar... Me armo de valor para meter un pie en el agua y...

—¡BUENÍSIMA! —grito sarcástica retrocediendo unos cuántos pasos y obtengo las risas de todos mis amigos.

—¡Venga ya! ¡Métete o te metemos, tú decides! —grita Cameron tentado de la risa nadando hacia mi.

—Mmmm —finjo pensar— ¡creo que ninguna de las dos! —dicho esto comienzo a correr lo más rápido que puedo por ningún camino específico.

—¡Tú lo has querido! —gritan Matt y Cameron tan cerca de mí que parece que están a mi lado. Oh Dios, qué rapido, si hace unos milisegundos estaban metidos hasta la cabeza en la playa.

Sin dejar de correr giro mi cabeza a modo niña del exorcista y veo justo a un palmo de distancia a Matt y Cameron. Oh no. 

—Te tengo —dice Matthew cogiéndome del brazo.

—¿Lo hacemos? —pregunta Cameron mirando perverso a Matt y este asiente.

—¿Qué coño... —de repente Cam me coge de los brazos y los extiende hacia arriba mientras Matt me coge de las piernas, dejándome así el cuerpo flotando en el aire y agarrándome únicamente de mis extremidades. Hago un esfuerzo sobrehumano por que me suelten y esconder mi risa pero, es inevitable.

—Qué asco de tíos —digo riéndome mientras pasamos por el lado de Ally, Belén y Samantha, las cuales se podría decir que, literalmente, se están partiendo el culo.

—No no no no no no ¡nooooooo! —grito lo más rápido y fuerte que puedo al ver que nos acercamos al mar obteniendo las miradas de la gente de alrededor.

—Sí sí sí sí sí sí ¡sí! —dicen ellos dos a la vez haciendo que roce ya con mi cuerpo la parte superficial del mar. No se conformaban con dejarme en la orilla, no, ¡me quieren meter hasta el fondo!

De repente me sueltan y, me cago en todo, ¡esto está más frío que que que que... no sé!

—AAAHHHH, SOCORROOOOOO, NO SÉ NADAR —miento, claro está. Matt y Cam ponen unas caras dignas de selfie y yo me río fuerte y alocadamente cuando me cogen entre los dos como si de ello dependieran sus vidas.

—Sabías nadar, ¿no es así? —pregunta Matt suspirando y yo asiento felizmente orgullosa— ¡pues mala idea la de confesarlo! —grita él intentando hacerme una aguadilla.

More Than A Travel (Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora