Treinta y cuatro.

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Frunzo no descaradamente el ceño para que no pudiera ver mucha sorpresa en mi, o cambiaría de opinión. Le miro un poco sin entender. Sinceramente, nunca pensé que esas palabras salieran alguna vez de su boca. Vamos, pensé y pienso que le gusta lo suficiente para seguir con ella... ¿no?

—¿Lo piensas? —pregunto por decir algo y echar a un lado el ambiente tenso que se acababa de formar.

—Si no la he dejado ya es porque no sería conveniente que en un momento de desesperación después de sufrir un secuestro ahora la deje su novio...

—Un secuestro que se buscó... —dije por lo bajo.

—Ashley... —dice en tono mandón y opto por sacar todo lo que tengo, estoy harta de Sarah.

—Es la verdad, Nash. Sarah nos está buscando la ruina a todos. Por su culpa hasta me secuestraron a mí. Tú no sabes, pero ella y Anthony lo tenían todo planeado, incluso querían sacarme de Estados Unidos como si fuera un paquete que se envía y recibe.

Nash me mira algo atónito y baja la cabeza. Supongo que no va a decir nada. No lo va a hacer. Porque él tiene demasiada fé en su novia.

Me revuelvo en la camilla de hospital y me giro para el lado de la ventana para no tener que verle más a pesar de que esté conmigo en el cuarto.

—¿Por qué ella haría eso? —pregunta trasladándose de lado para volver a conectar miradas.

—¿Será una broma, no? —pregunto y al no obtener respuesta elijo seguir con lo que diría a continuación—. Confías demasiado en Sarah... Bueno, no, confías demasiado en el lado que te ha mostrado. Y no es el verdadero, ya te lo confirmo yo.

Dicho esto vuelvo a girarme y me acurruco en la blanda almohada. Oigo un suspiro de su parte y cierro los ojos fuertemente hasta el punto en que me duelen de verdad. Estoy harta de que no sepa ver las cosas de la manera que son. Él se ha tragado toda la estúpida historia de la buenecita de Sarah. La mosquita muerta se sale siempre con la suya. Al abrirlos me encuentro los ojos azules que tanto recordaba amar. Bueno, y amo. Solo que la rabia me come por dentro y ahora lo mejor sería no verlos.

—¿Y por qué me lo dices a mí? ¿No se lo puedes decir a tu mejor amigo, Cameron? ¿A Matt? ¿A tus padres? ¿Hayes? ¿Ella misma? —podría seguir sacando a más gente pero con eso es suficiente.

—Te lo digo a ti porque confío en ti.

—Ya, me vas a decir que confías más en mi que en cualquiera que conoces desde que naciste como el ejemplo de tus padres —río irónica apoyándome en el respaldo de la camilla.

—No es eso, sólo que tú eres la que mejor me entiende, Ash.

—¿Sabes qué, Nash? —me paro sin esperar un "qué" de su parte pero sin embargo él lo pregunta—. Que me haces daño con tus ignorancias.

—¿Qué ignorancias? —pregunta rascándose la nuca con el ceño fruncido excesivamente.

—¿Lo ves? —casi grito indignada—. Lo mejor es que me dejes sola, Nash.

—Esque no lo entiendes —dice él logrando sacarme de mis casillas.

—Ya, claro, soy yo la que no entiende —me levanto y antes de empujarle hacia la puerta mi cara obtiene un color rojo intenso al notar un sola fina tela azul y corta en mi cuerpo. Se siente como si estuviese desnuda. Qué verguenza.

Respiro profundamente y camino hasta él dándole empujoncitos hasta la puerta.

—¿Por qué te levantas? —pregunta sorprendido oponiendo resistencia aunque se nota que no le está costando casi nada mantenerse en el sitio.

More Than A Travel (Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora