Quédate conmigo

Parte 47: Zona extraña

Estabas a punto de tomar medidas para deshacerte de ese abrazo, pero la voz de esa persona te calmó.

- Puedes estar tranquila, no voy a hacerte nada malo, por ahora.

- Kakashi, me has asustado.

Soltó un poco su abrazo para que pudieras girarte y darle un delicado beso en los labios.

- Perdóname preciosa, créeme que mi intención no era hacerte sentir en peligro, solo quería sorprenderte.

- Vaya si lo has hecho. Anda ponte a desayunar que en cuanto los chicos terminen de desayunar vendrán para que podamos investigar todos juntos.

El peli plata hizo lo que le habías ordenado sentándose en el suelo al lado de la mesa comenzando a desayunar.

- ¿Te has encontrado a los chicos?

- Así es. - Respondiste sentándote también mientras observaba como desayunaba, aunque no podías dejar de pensar en lo que la peli rosa te había dicho.

- ¿Ocurre algo?

- Nada, solo estaba pensando.

- ¿En qué?

- ¿Sabes que Sakura ha descubierto que estamos saliendo?

Ante esa pregunta el pobre casi se atraganta y cuando recuperó la compostura te preguntó.

- ¿Cómo lo supo?

- Según ella ya lo sospechaba desde hace tiempo, pero se lo confirmamos ayer. Resulta que vio como entrabas en la habitación y al no verte esta mañana ató cabos. Los gritos que nos despertaron esta mañana eran de ella intentando detener a los chicos puesto que quería entrar en la habitación para comprobar que me encontraba allí y que no había desaparecido como habías hecho tú.

- Entonces supongo que fue bueno que lo supiera.

- Creo lo mismo.

- Aunque... - Comentó dejando la frase en el aire cosa que te intrigó. Al ver que no continuaba y se quedaba pensativo lo apremiaste con una pregunta.

- ¿Aunque?

- La verdad es que no me importaría que se supiera que estamos juntos. - Te sorprendiste ante esa afirmación.

- ¿Hablas en serio?

- Siempre que a ti no te moleste.

- No, solo que me sorprende. Es cierto que los dos somos bastante reservados en cuanto a nuestra vida privada, por eso me ha pillado desprevenida. - Kakashi sonrojado apartó un poco la mirada.

- Será bueno para evitar ciertas situaciones.

- ¿Situaciones?

- Claro mujer... como que hablen a nuestras espaldas, formen historias que no son reales y también para alejar a los moscardones que intentan acapararte para ellos.

Una risa sonó por tu parte al ver lo furioso que se ponía con el simple hecho de pensar en que alguien se te acercara.

- No sabía que podías ser celoso.

- No estoy celoso.

- Claro, celosito. - Respondiste levantándote y acercándote a él enmarcando su cara con tus manos y besando su frente.

Le regalaste una hermosa sonrisa que hizo que se sonrojara sobre manera y para intentar ocultarlo siguió desayunando.

Con una pequeña risa te acercaste a la ventana para observar las vistas. De nuevo tu vista se centró en el mismo lugar que el otro día.