- Muchas gracias chicos y Gai. - Llamaste observando que desde que llegasteis apenas te había mirado, sabías el motivo. Aún estaba algo molesto por lo de la mañana ya que lo habías preocupado demasiado. - Quiero darte las gracias especialmente a ti. Porque si no te hubieras dado cuenta de que podía entrenar taijutsu no hubiera podido mejorar tanto. Y también por aguantarme y ayudarme durante todos estos entrenamientos. Sé que he sido un tanto difícil de tratar y que el hecho de tener que comenzar de cero es demasiado tedioso y no ha ayudado. Gracias por preocuparte por mí y por ayudarme. Realmente siempre estuviste ahí para mí y es algo que jamás olvidé ni olvidaré.
Tras tu agradecimiento un montón de lágrimas se escaparon por sus mejillas para luego lanzarse a abrazarte, ya que te habías sentado a su lado.
- Nada que agradecerme, eres como mi hermanita pequeña y tengo que cuidarte. Aunque eso quiera decir que tenga que patear el trasero de cualquier patán que quiera acercarse a ti. - Sentenció provocando bastantes risas por parte de los que estaban sentados en la mesa.
- Puede que te arrepientas de eso Gai, no olvides que (...)-chan siempre tuvo demasiado pretendientes. - Intentó molestarlo Anko.
- Eso no me importa, con el poder de la juventud alejaré a cualquier baka que quiera propasarse. - Respondió con un puño en alto y llamitas en sus ojos.
De nuevo una carcajada se estalló en toda la mesa por esa situación. Después seguisteis comiendo y contando anécdotas de cuando erais más pequeños. También te estuvieron poniendo al día de las novedades tanto de la villa como de sus propias vidas.
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Era por la tarde cuando estabas tranquilamente en casa tumbada en el jardín hasta que sentiste alguien observándote. Abriste los ojos para examinar a tu alrededor, sin embargo, no encontraste nada hasta que una hoja que caía desde arriba. Llevaste tu mirada hacia arriba encontrándote que en el árbol en el que estabas apoyada, en una de sus ramas se encontraba alguien sentado.
- ¿Cuánto tiempo llevas ahí, Kakashi?
- Muy poco. - Respondió saltando del árbol para ponerse a tu lado hincando las rodillas.
- ¿Ocurre algo?
- Tengo que irme a una misión, será de poco tiempo.
- Vale, ¿tendrás cuidado?
- No soy yo quién me preocupa, sino tú.
- ¿Yo? Cualquiera dice que me tratas de niña pequeña.
- No es eso, pero eres tú la que tiene que recuperarse y nada de sobre esforzarse en los entrenamientos que nos conocemos. - Respondió con una ceja levantada recibiendo una carcajada por tu parte.
- Creo que me conoces demasiado, pero está bien, prometo no sobre esforzarme si haces lo mismo en la misión.
- Trato hecho. - Respondió estrechando tu mano con la suya, después la sostuvo sin dejar de mirarte a los ojos. - Intentaré tardar lo menos posible.
- ¿Acaso no puedes vivir sin mí? - Preguntaste de manera retórica y graciosa.
- No. Necesito vigilarte. - Refutó guiñándote el ojo, te reíste mientras se aproximaba para depositar un beso de manera delicada en tu mejilla provocando sorpresa y un sonrojo por tu parte. - Cuídate y no te metas en líos.
Después de decir eso desapareció tras una cortina de humo dejándote en el jardín bastante impresionada.
- Suerte. - Susurraste a la nada aun colorada.
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Un día había pasado desde que Kakashi se había ido de misión, habías estado aburrida todo ese tiempo en casa cuando unos toques en la puerta te distrajeron. Un tanto extrañada acudiste al llamado observando como detrás de la puerta se encontraba un anbu con su cara oculta por la máscara.
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Quédate conmigo
ФанфикEn una misión por recuperar a un antiguo alumno no es lo único que recupera Kakashi. Tras años sin saber de ella consigue encontrarla, una pequeña esperanza se abre ante sus ojos. Alguien a quién creía muerta, alguien a quién nunca pensó que vería...