Quédate conmigo

Parte 36: Acto reflejo

- ¿En qué estás pensando?

- Te ayudaré con el control de chakra. Después de todo los que mejor controlan el chakra son los ninjas médicos. - Comentó con una gran sonrisa mientras se daba media vuelta y comenzaba a caminar. Al dar dos pasos miró por encima de su hombro para observarte aun de pie sin moverte. - ¿No vienes?

Asentiste mientras rápidamente te ponías a su altura bastante animada por tu nuevo reto. Tras unos minutos caminando llegasteis al edificio de la Hokage y te llevó a una habitación en la cual nunca habías estado.

Nada más entrar pudiste observar un montón de estanterías en todas las paredes que formaban una estancia circular. En el centro había una mesa enorme acompañada por un sofá junto a la ventana algo más alejada.

Tsunade se acercó a la mesa apoyándose en ella para estar cara a cara mientras aún estabas al lado de la puerta.

- Aquí puedes encontrar cualquier cosa que busques, te serán útiles toda esta información así que siéntete libre de venir aquí cuando quieras. Cuando tenga algún rato libre te buscaré y empezaremos aquí con tu aprendizaje de ninja médico, si te parece bien.

- Por mi será perfecto, pero ¿no estarás demasiado ocupada?

La rubia sonrió amablemente al ver tu preocupación de ser un problema para ella.

- No te preocupes, será cuando no tenga nada que hacer. En vez de irme a beber al bar vendré aquí para ayudarte. No influirá para nada en mis labores como Hokage, además Shizune también podrá ayudarte cuando esté demasiado ocupada. - Su respuesta te convenció y asentiste enérgicamente con una gran sonrisa. - Bien, por hoy creo que ya has hecho demasiado entrenamiento. Deberías ir a casa a descansar, pero si quieres puedes llevarte algún pergamino a casa para empezar a leer. Seguiré tus progresos con sumo detenimiento, si te soy sincera me intriga hasta donde puedes llegar (...). - Respondió mientras se acercaba a la puerta y te pasaba de largo. - Será interesante.

Esa fue su última frase antes de salir de la estancia dejándote completamente sola con los pergaminos. Sonreíste tiernamente sin que nadie te viera.

- Muchas gracias Tsunade. - Agradeciste mientras te acercabas a una de las estanterías para coger un par de pergaminos y guardártelos con la intención de leerlos más tarde en casa.

Sin más dilación saliste del edificio con un único destino: tu casa.

Al entrar por la puerta de tu casa un delicioso olor inundó tus fosas nasales. Con una tierna sonrisa te acercaste a la cocina para descubrir a qué se debía ese olor.

- Da gusto regresar a casa y tener la cena preparada. Y más si la preparas tú, Kakashi, muchas gracias. - Agradeciste acercándote hasta donde se encontraba para darle un pequeño beso en los labios puesto que tenía la cara descubierta.

- Solo lo dices para que cocine yo siempre y no tener que hacerlo tú ¿cierto?

- Algo de razón tienes, ya sabes que no me gusta mucho cocinar. Aunque, eso no quiere decir que no me guste como cocinas.

- La verdad es que cocino de miedo. - Te reíste por su comentario y ese aire de egocéntrico.

- Vaya... entonces no te importará cocinar y yo me encargo de limpiar.

- Trato hecho. - Respondió mientras colocabais la mesa para cenar. - ¿Cómo te ha ido el entrenamiento por tu cuenta?

- Bien, ya sabes poco a poco. - Te sentaste para cenar bajo la atenta mirada de él.

- Bueno no te metas prisa... como dices ve lentamente, pero avanzando. Y si necesitas algo ya sabes que puedes...

- Pedirte ayuda, siempre lo tengo presente. - El peli plata sonrió al saber que lo harías en caso de necesitarlo.