Ryan:
Me sentaba algo mal no decirle la verdad de las cosas a Westley, pero no quería preocuparla o ponerla nerviosa. Si la dejé en mi hogar es porque allá ninguno de mis familiares tendría acceso a ella, no sin que yo lo supiera de imediato. Confesarle todo fue difícil, pero se sintió bien, ahora solo tengo una preocupación, averiguar quién fue el desgraciado o desgraciada que asesinó a la princesa de la Luna antes de tiempo.
—¿A dónde llevaste a Westley, Ryan? —escuché que preguntaban y levanté mis ojos de los papeles que tenía en frente, era James— ¡No puedes llevártela!
—Es mi esposa, puedo hacer con ella lo que quiera —dije sin inmutarme y seguí con lo mío.
—Ese matrimonio no es real y no pienso dejar que te quedes con ella también, ¿escuchas?
Levanté la vista, se había acercado y apoyado sobre la mesa. ¿Habría sido James quien devoró a la princesa? —Westley necesita estar protegida, solo estoy tratando de que ninguno de otra familia trate de tomarla como lo han intentado —respondí tranquilo, dejando a un lado mis cosas—. Estás un poco obsesionado, ¿no crees, James? ¿A qué le temes?
—No le temo a nada, Ryan, solo que no pienso dejar que te quedes con ella —musitó, señalándome con su dedo índice como para enfatizar—. Siempre consigues todo lo que quieres pero esta vez no, quieras o no toda la familia está de mi parte, si tratas de proteger a Westley...
—¿Por qué la protegería, James? —le interrumpí con firaldad, apoyando mis brazos sobre la mesa— ¿Acaso tienes pruebas de mi supuesta obsesión con ella?
Él sonrió. —Soy tu hermano mayor, Ryan, sé perfectamente que tú estabas enamorado de Westley Moon cuando aún éramos niños, antes de que asesinaras a su madre.
—¿En serio? —Arqueé una ceja con una sonrisa en los labios—. Si estaba tan enamorado, ¿por qué asesiné a su madre y casi hago lo mismo con ella?
—Porque estás enfermo...
—Porque es mentira —le interrumpí—, es mentira, James, y no sabes nada de nada. —Me eché hacia atrás en mi asiento—. No trates de hacer como que eres muy inteligente, si lo fueras yo no sería quien está sentado en esta silla, ni sería en quien confió mi padre a pesar de haber asesinado a la pasada princesa. Soy mejor que tú, James, cuando eso te entre en la cabeza serás más feliz.
Su rostro era impagable, estaba furioso, parecía que ese cabello rojo que tiene se prendería en llamas en cualquier momento.
—Te arrepentirás de esto, Ryan, te lo aseguro —dijo y se marchó dando un portazo.
Suspiré pasándome las manos por el rostro para calmarme, no había un día de paz en ese lugar. Miré el reloj, ya eran las cuatro de la tarde y no tenía cabeza para seguir trabajando, iría a ver a mi luna.
Me levanté del escritorio recogiendo algunos papeles y me teletransporté hasta otra de las oficinas, los dejé en donde debía entregarlos y estaba a punto de irme cuando sentí ese olor. Me teletransporté hasta detrás de quien desprendía esa fragancia, estaba seguro de que la había olido, de que sabía perfectamente quién era.
Él se giró en ese instante y desaparecí de ahí, teletransportándome a sus espaldas. Apreté mis puños, era ese desgraciadado, debí haberlo supuesto. Un fiel perro de los Anderson, una alimaña, Abner Anderson.
—Sé que estás ahí, Ryan —dijo sin girarse—. ¿Algo que debas decirme?
—Que un perro como tú no debería llamarme de otra forma que no fuera Señor —respondí y se giró para verme, pero volví a salirme de su campo de visión. Él rió y apreté mis puños, era él, estaba seguro de que había sido él.

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Moon
FantasyCinco grandes familias dominan todo Nighthall, el patriarca de una de ellas es engañado y pierde todo lo que posee por ello. Nada de esto es casualidad... las demás familias le han tendido una trampa... La pregunta es... ¿Por qué? ¿Y qué tiene...