Moon

Moon XXXVI

Westley:

   
    Ryan me sacó de aquel espantoso lugar y aún estaba temblando. No podía creer lo que había hecho, les había matado a todos y casi estoy segura de haberlo disfrutado con creces. Sangre... Ella lo había dicho, dijo que la desearía, que estaba destinada a eso. No quería ese destino. ¿Por qué todo tenía que ser así? ¿Por qué estaba destinada a cosas que no había elegido? Estaba destinada a morir y ahora destinada a matar a quienes amo, al hombre que amo...
   
    No podía parar de llorar dentro de la ducha mientras tallaba mi cuerpo para sacar toda aquella sangre de mi piel, Ryan quiso estar conmigo pero necesitaba estar sola, necesitaba llorar sola. No quería hacerle daño, no quería matarlo en un arranque, el solo pensarlo me atormentaba demasiado. Y las palabras de Abner no salían de mi cabeza, lo que dijo no estaba lejos de la realidad, lo disfruté, lo hice y no me importó hasta que acabé de hacerlo. ¿Acaso me convertiría en un monstruo?
   
    Sentí como tocaban la puerta del baño, estaba segura de que era Ryan, no quería dejarme sola. Estábamos en mi casa, él me había llevado para allá como teníamos planeado y aún no hablaba con mis hermanos. Ellos se espantaron al vernos llegar en ese estado, pero se resignaron a esperar a que yo estuviera mejor para pedir explicaciones.
   
    Me salí de la ducha ya habiendo terminado y me coloqué la ropa luego de secarme. Abrí la puerta para encontrarme a Ryan allí parado, no se había despegado del lugar desde que entré y lo sabía.
   
    —Westley, por favor, no me alejes ahora que sé que me necesitas —me pidió y bajé la vista, apretando un poco mis manos sobre mi ropa, no paraba de temblar.
   
    —Tengo miedo de mí misma, Ryan, no sé lo que soy, no sé por qué soy así. —Mis párpados se humedecieron—. Yo no pedí ser esto. ¿Por qué me pasa a mí? ¿Acaso no puedo elegir nada en mi vida? Estoy harta de esta situación, harta de todos, yo solo quiero ser feliz contigo, yo...

    Ryan me abrazó para que dejara de desvariar y rompí en llanto aferrándome con fuerza. Era demasiado, quería soluciones pero no tenía opción de elegir, era como si todo me lo hubieran impuesto desde antes de que naciera.
   
    —Estamos juntos en esto, mi luna, recuerda que tú y yo somos uno solo. Lo que te suceda a ti, me afecta a mí y no quiero que te agobies tú sola con ello, déjame estar a tu lado.
   
    —Pero no es justo para ti, no es justo que por mí hayas tenido que pasar todo este tiempo solo cuidándome, no lo es.
   
    —Ya te dije que no me arrepiento de nada, escogería lo mismo una y otra vez porque te amo, Westley. —Se separó para mirarme a los ojos mientras secaba mis lágrimas—. Eres mi esposa y prometimos estar juntos en las buenas y en las malas, no voy a dejarte ahora, ¿entiendes?
   
    —Es que no quiero dañarte, amor.
   
    —Y no lo haces, ¿acaso no lo viste? Fui al único al que no le hiciste daño, eso cuenta, West. Estamos juntos en esto y te lo prometí, en esta luna no habrá cena y seremos felices.
   
    Mordí mi labio inferior internamente con los ojos cristalizados y le abracé nuevamente, echándome a llorar. Necesitaba sacar todo aquello, le necesitaba a él, no sabía qué sería de mí si algo le sucedía por mi causa, estaba arriesgando demasiado.
   
    Ryan me llevó hasta mi cama y nos tumbamos abrazados en ella. No quería soltarlo, si antes quise estar sola, ahora no quería estar sin él. Lo necesitaba, necesitaba saber que él estaría ahí, que saldríamos de esta, que seríamos felices.
   

    Pero ni siquiera su presencia ahí podía garantizarme eso...

   
    Ryan:

   
    No soportaba verla así, no quería verla sufrir de esa forma y no poder hacer nada para que estuviera mejor. Me sentía impotente, llevaba años protegiéndola de todo, pero no podía cuidarla de sí misma. Le abracé fuerte porque sentía que lo necesitaba y yo también, perderla no era opción, ya lo había hecho una vez y no estaba dispuesto a hacerlo de nuevo. Sería capaz de dar mi propia vida solo porque viviera, incluso si eso fuera demasiado egoísta de mi parte.
   
    En momentos así me arrepentía de haber hecho que me amara de esta forma, de la misma forma en la que le amo. Porque sabía, yo lo sabía, tenía claro que si algo me sucedía ella no lo iba a soportar, y si lo hacía, sufriría mucho en el camino. Confiaba en su fortaleza, en que lograría superar mi muerte a pesar de todo, aunque sufriera mucho por ello. Solo esperaba no morir, evitarnos esa agonía y vivir juntos, ser felices al fin sin miedo a esto.