Moonlight VI

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    Estaba temblando y ni siquiera sabía por qué tenía miedo. La voz de aquel que sería mi esposo me había hecho titubear de solo escucharla, incluso si parecía normal. No sé por qué provocó esa reacción en mi cuerpo.
   
    —No te des vuelta —dijo cerca de mi oído y tragué grueso, sentía mis manos temblar.
   
    —Yo...
   
    —No sé por qué quieres conocerme, pero te aclaro que no pienso casarme contigo —me interrumpió y ni siquiera podía moverme, no tenía valor—. No debiste aceptar.
   
    —Yo tampoco quiero casarme —dije como pude y sentí como retiraba sus manos de sobre mi cuerpo. Volví a respirar bastante agitada, ni siquiera había notado que estaba tan falta de oxígeno.
   
    —Me parece bien. —Escuché que como caminaba hacia la puerta.
   
    —No te vayas...
   
    —No te des vuelta —volvió a advertirme impidiendo que me girara—. Te dije que no te dieras vuelta, no lo diré de nuevo.
   
    Asentí aún mirando el paisaje a través de la ventana, no tenía valor de desobedecerle. —No te pido que me trates como a tu esposa, tampoco quiero que compartamos la misma cama, o que vivamos en el mismo lugar, ni nada —dije bastante nerviosa—, pero no puedo dejar que no aceptes el matrimonio.
   
    —¿Ah, sí? ¿Y eso por qué?

    Su tono no me gustaba, me estaba asustando su actitud y más el saber que tendría que estar casada con un hombre... Así.
   
    —Yo... yo ne-necesito...
   
    —Si es por saldar la deuda de tu familia, yo lo haré, no tenemos que casarnos para eso.
   
    —Pero el Sr. Anderson...
   
    —¿No escuchas que yo lo pagaré? —levantó la voz y me sobresalté un poco en mi lugar— ¡No pienso casarme contigo! ¿Entiendes?
   
    Aquello estaba siendo lo más humillante de mi vida. O sea, no es como que yo estuviera allí porque de veras deseaba casarme con él, ni nada por el estilo.
   
    —¡Yo tampoco quiero casarme contigo! —exclamé alterada, apretando los puños a cada lado de mi cuerpo, ya me había molestado ¿Quién demonios se había creído que era para tratarme así?— ¡No es como que me apetezca estar al lado de alguien que jamás he visto! ¡Mucho menos si ese alguien eres tú!
   
    Le sentí reír pesadamente a mis espaldas. —Ni siquiera me conoces para decir e...
   
    —Tú tampoco a mí y me estás tratando como si fuera la peor basura del mundo —dije molesta mirando el paisaje. Como me hubiera gustado plantarle cara, lo habría hecho de haber tenido suficiente valor.
   
    —¿Y crees que eres muy digna al aceptar un matrimonio a cambio de perdonar la deuda de tu familia? Por si no lo sabes, te estás vendiendo.
   
    Respiré hondo, estaba hiriendo mi orgullo y estaba más que clara que algo digno no era. Sabía que me estaba vendiendo, pero mi orgullo no me servía de nada en ese momento.
   
    —Sé que no es lo más digno. — Miré hacia arriba tratando de contener las lágrimas—. Tengo orgullo y esto es lo más humillante que me han hecho pasar en toda mi vida.
   
    —Entonces no insistas.
   
    —¡Es que no puedo dejar de insistir! —respondí e iba a voltearme para encararlo, cuando sus manos me detuvieron nuevamente. No entendía cómo su simple tacto me paralizaba de esa forma.
   
    —No insistas, Moon, no creo que quieras ser mi esposa. Tu familia no merece que lo hagas —susurró a mi oído y juro que cuando dijo mi nombre se me estremeció todo el cuerpo de una forma horrible.
   
    —Yo haría todo por mis hermanos, tal vez mi padre no se lo merezca, pero mataría por ellos.
   
    Él se quedó en silencio por unos segundos y solo sentí como movía su pulgar sobre mi hombro, aquello me daba escalofríos y eso que traía una camisa de mangas.
   
    —Créeme que no lo valen, Moon, voy a hacerte mucho daño —susurró y sentí su tacto en mi cuello, me congeló la sangre.
   
    —¿Tan... tan malo eres? —pregunté nerviosa.
   
    Él no respondió y solo sentí como apretaba su agarre sobre mí. Pasé saliva ¿Aquello sería un sí o un no? Si era un sí de todas formas no importaba, debía de hacer algo.
   
    —No me importa si eres malvado —dije aunque estaba temblando de terror. Aquello no podía ser normal, una persona no podía provocar tanto pavor a otra con solo tocarla, ¿verdad?—. Solo te pido que aceptes, por favor.
   
    —Si acepto serás mía, Moon —otra vez me estremecí al escuchar mi nombre salir de su boca—. ¿Estás dispuesta a eso?
   
    —Que me case contigo no me hace de tu propiedad —le respondí viendo por donde venía la cosa ¿Suya? Ni que fuera un mueble—. Seré tu esposa, pero no seré tuya.
   
    Le oí reír ¿En serio? No le veía gracia.
   
    —Moon. —Llevó su mano a mi cabello, pasándolo detrás de mi oreja y cerré los ojos con fuerza, no podía creer que estaba temblando, sentía mis piernas flaquear—No podrás evitar hacer todo lo que yo te diga, serás mía, créeme.
   
    —No lo seré. —Traté de mantenerme firme, pero comenzaba a dudar de que mi afirmación fuera cierta.
   
    —¿En serio? Porque no has dejado de temblar desde que notaste mi presencia en la habitación —susurró a mi oído y cerré mis ojos fuertemente ¡Rayos! Lo había notado—. Estás muerta de miedo y ni siquiera me has visto.
   
    —Soportaré —dije sin creer del todo mis palabras—, lo haré, lo prometo.
   
    —No lo harás, Moon...
   
    —¡Sí lo haré! —Volví puños mis manos para evitar los temblores—. No soy débil, si estoy aquí es porque puedo hacerlo.
   
    —Bien. —Se alejó y sentí como caminaba hacia la puerta—. Tú elegiste esto y créeme cuando te digo que te arrepentirás.
   
    —No es como que seas una bestia, ¿no? —pregunté sin reparos y le oí detenerse—. Es imposible que seas el monstruo que di...
   
    —¿Eso es lo que crees de mí? ¿Que soy una bestia? ¿Un monstruo? —su voz denotaba que estaba molesto, muy molesto, diría que furioso y eso solo quería decir que acababa de meter la pata.
   
    —Rayos, Westley, tú y tu gran boca —musité para mí. No debí haber hablado de eso, ya estaba asustada y si de veras era un monstruo como decían, no tendría ni la más remota idea de qué hacer.
   
    —¡Responde! —gritó haciéndome estremecer.
   
    Estaba perdida.
   
    —No importa, eso no cambia nada —respondí cerrando los ojos fuertemente y noté como se acercaba a mí.
   
    Estuvo a punto de sujetarme de nuevo, pero yo me aparté. Ya no podía más, estaba muerta de miedo y no quería que me tocara ni un poco.
   
    —No te atrevas a tocarme otra vez. —Me puse de frente a él, tan pegada a la ventana que podría haberme caído. No levanté la vista  en ningún momento, no tuve valor porque llevaba rato diciendo que no volteara, así que supuse que era porque no quería que le viese—. No... No quiero que me toques, ¿entendiste? —le advertí con la mirada en el suelo y hasta mi voz titubeaba, deseaba salir corriendo de ahí ya.
   
    —Ni siquiera puedes mirarme, ¿y así dices que soportarás? —preguntó y no respondí, solo quería que se fuera, que me dejase en paz—. ¡Si crees que soy un monstruo no te cases conmigo y ya!
   
    —Ya le dije que no es como que quisiera. —Las lágrimas abandonaron mis ojos—. ¡No quiero hacerlo, pero no tengo opción!
   
    Ni yo misma pude creer que estaba llorando. No, yo no lloraba, no era de ese tipo de chicas que se dejaba amedrentar o que se rompían con facilidad ¿Por qué ahora lo estaba haciendo?
   
    Se acercó a mí y me pegué más a la ventana, mi vista estaba en mis zapatos mientras las lágrimas caían sin que pudiese impedirlo.
   
    —Mírame —demandó y negué con la cabeza repetidamente—. Mírame, Moon. —Y de nuevo mi nombre salido de sus labios de esa forma, aquello fue incluso peor. No le vería ni aunque me matara por ello—. ¡Qué me mires, maldita sea! ¡Mírame! —bramó, tomando mi rostro con una de sus manos agresivamente, tratando de obligarme a verlo, pero cerré los ojos fuertemente.
   
    No los abrí, me daba pavor, no quería saber, no quería ver. Me tendría que casar con él incluso si fuese un horrible monstruo, ya con como me hacía sentir y como me trataba era suficiente para saber que era una completa bestia, no necesitaba verlo para comprobarlo.
   
    —¿No vas a mirar? —musitó apretando su agarre— ¿No eras tú quien quería conocerme, eh?
   
    —Ya basta, por favor —sollocé, me dolía lo que me estaba haciendo.
   
    —¡Pues solo mírame, Moon! ¡Abre los ojos y ve al monstruo con el que vas a casarte! —Golpeó la ventana detrás de mí y di un salto en mi lugar—. ¡Mírame si eres tan valiente, vamos!
   
    —¡No lo haré! ¡Y ya te dije que no me toques! —Traté de alejarme y en el forcejeo terminé saliéndome por la ventana. Casi caigo pero él me agarró del brazo de la forma menos delicada posible. Me dolía tanto que creo que hubiese preferido la caída.
   
    —Escúchame bien, Moon. —Me haló hacia adentro y podía sentir que estábamos a centímetros. Volteé mi cara hacia un lado, con los ojos horriblemente apretados en un intento de marcar distancias. Su respiración, similar a la de una bestia salvaje, chocaba con mi piel, trayéndome por unos instantes vagos flashes de horribles recuerdos—. Me voy a casar contigo y te voy a hacer tan miserable que vas a desear la muerte, ¿entiendes? Seré ese monstruo que crees que soy, y créeme, no suelo romper mis promesas.
   
    Me soltó bruscamente, haciéndome chocar con la ventana. No abrí los ojos hasta que no creí que había salido de la habitación. Cuando sentí el crujir de la puerta cerrándose, caí al suelo sin fuerzas. Nunca había sentido tanto miedo en toda mi vida ¿En qué me había metido? Estaba acostumbrada a los problemas, nada me daba miedo, ni siquiera morir; pero lo que había sentido en todo ese rato con él me estaba haciendo cuestionarme eso de que iba a soportar.
   
    "Te voy a hacer tan miserable que vas a desear la muerte."
   
    Esas palabras parecían mi sentencia y tal vez lo eran, pero la voz de mi corazón diciendo que no podía dejar abandonados a mis hermanos comenzó a clamar.
   
    ¿Debía elegirlos a ellos por encima de mí? Nunca lo hacía, a decir verdad, ellos me defendían y me sacaban de todos los líos en los que me metía; me ayudaban a salir bien en los exámenes, incluso a sabiendas de que yo no iba a clases a propósito; más de una vez me habían ido a sacar de la comisaría o pagado mis multas de tráfico; habían creado todo ese escenario en el hangar para que pudiésemos bailar solo porque a mí me gustaba; y yo jamás había retribuido eso, siempre creaba más y más problemas. Mis hermanos eran unos malditos capullos con los demás, pero ya lo había dicho antes, ellos matarían por mí ¿Estaría yo dispuesta a matar por ellos? En todo caso, ¿A condenarme a un sufrimiento evidente? ¿A casarme con un hombre que obviamente me odiaba?
   
    —Westley —escuché que decían en frente de mí y cuando levanté mi vista me encontré con el pelirrojo de James—, supe lo que te han pedido.
   
    —No te preocupes, James, estoy bien —respondí secándome las lágrimas y poniéndome en pie. Tuve que apoyarme en el marco de la ventana porque aún temblaba por la conmoción.
   
    —Westley, no estás bien. No puedes aceptar.
   
    Le miré con una sonrisa triste y lágrimas en mis ojos. —Ya he aceptado, James, no hay vuelta atrás.
   
    —No, aún no has firmado nada, puedes...
   
    —Ya firmé los papeles de las deudas, todos tienen cláusulas de que si no cumplo mi parte tendré que pagar incluso más. —Me sequé algunas lágrimas—. Es tarde, James.
   
    —Mi hermano no aceptará, él...
   
    —Ya aceptó también —respondí—, esto es lo que tengo.
   
    —Mi hermano no te hará feliz, Westley, él no puede.
   
    — Créeme que no venía con la idea de ser feliz.
   
    —West...
   
    —Gracias por preocuparte, James, has resultado ser un buen amigo, pero ya está decidido, en unos días seré una Anderson. —Le palmeé el hombro mientras me iba de la habitación.
   
    Llegué a la salida bastante rápido, agradecí que mi sentido de orientación fuese bastante bueno como para hacerlo en ese tiempo. Tomé mi moto y me fui a toda velocidad, no me importaba nada, necesitaba la adrenalina en mi cuerpo, quería dejar salir todo.
   
    ¿Que me haría desear la muerte? No es como que amara mi vida, si lo hiciera, haría más cosas por ella, no la arriesgaría por ir a altas velocidades en una motocicleta o estudiaría para tener un futuro aceptable. Nada me importaba, la verdad, no quería nada de esta vida, solo bailar, bailar e ir a la velocidad de la luz en mi motocicleta. Así que no, de seguro nada cambiaría, o tal vez sí. Tal vez desearía irme de este mundo algo antes de lo planeado, pero no era algo que me asustase.
   
    Conduje sin rumbo por un buen rato y pude ver que mi motocicleta me llevó a un lugar precioso, la costa. El mar estaba brillantemente azul y podía el sonido de las olas chocando contra las rocas marinas. Cerré los ojos y respiré aquel aire, me impregné del ambiente. No pude evitarlo, solté mis manos del timón y abrí mis brazos. Podrán decirme loca, pero si iba a desear la muerte, que fuera desde ya...





🌕 🌕 🌕

Holaaaaaa, acá otra actualización.

¿Qué opinan del capítulo?

Me da la ligera impresión de que Westley está en un buen lío 😅

Espero que lo hayan disfrutado y no se olviden de darle amor.

¡Se les quiere, amores!

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