Dejé a Edice descansando en la habitación de huéspedes luego de nuestra plática y me dirigí hacia la mía para pasar la noche. Al día siguiente hablaríamos todo lo que nos hiciera falta, pero lo mejor era descansar, de todas formas, las cosas se complicarían en la noche y aún nos quedaba todo el día para estar listos.
—Ni creas que te pondrás eso, está sucio —reprendí a Ryan en la mañana cuando, luego de ducharnos, le vi hacer el intento de ponerse la misma ropa de la noche anterior.Él me miró con una media sonrisa. —¿Y qué pretende que me ponga mi señora? No tengo ropas aquí, así que a menos que quiera que ande desnudo mostrando mi hermoso cuerpo a todo el que pase...
Le golpeé el hombro, haciéndole reír, obviamente no dejaría que nadie le viera desnudo, ese era solo un privilegio mío.
—Te traeré ropa de alguno de mis hermanos, tengo siete clósets para escoger, así que ni sueñes con exhibirte —Besé sus labios y me salí de la habitación.
La noche anterior había sido larga, sospechaba que mis hermanos no estarían del todo despiertos, aunque yo no pude dormir bien de solo pensar que hoy era la luna de sangre. Para mi sorpresa, me topé con David que, al parecer, venía de robarse algo de comer en la cocina y le analicé de arriba a abajo, tenía más menos el mismo porte de Ryan, así que a él mismo le quitaría la ropa.
—En serio no puedo creer que estés enamorada de él —decía, mientras sacaba la ropa y me la lanzaba desde su muy "ordenado" clóset. Creo que el único hombre ordenado que conocía era Ryan, y creo que no es él quien ordena sus cosas.
—Dave, él no mató a nuestra madre.
—Eso no lo sabemos —dijo, acercándose a mí con un par de zapatos y yo tomé su muñeca haciendo que me mirara.
—Créeme cuando te digo que no fue así, Ryan me salvó esa noche, de no ser por él ni siquiera yo estaría viva.
—Eso suponemos, pero no puedes pedir que confiemos en él ciegamente, no deja de ser una bestia.
—Ustedes también.
—Nosotros somos diferentes...Volví a mi habitación para que Ryan se cambiara y luego ambos salimos. La ropa de mi hermano le quedaba como un guante, sabía que tenían la misma talla. Llegamos al salón y vi que todos estaban allí reunidos, incluyendo a mi padre. Mis hermanos y él miraron mal a Ryan, eso no me gustó pero lo ignoré y le tomé de la mano para que no quedaran dudas.
—Bien, Anderson, ya que nos llamaste para esto, será mejor que comiences a hablar —dijo Connie y arqueé una ceja, tenía entendido que fue él quien lo llamó.
—Creo que ustedes deberían explicarnos lo que sucedió anoche, ¿no? —intervine y miré a Darío—. No tenía idea de que pudiéramos hacer eso.
—Es solo un don menor, no es nada relevante —respondió Dave abanicando su mano para restarle importancia.
—No es tan menor, a ti te sanaron de la misma forma —me dijo Ryan y le miré con las cejas alzadas, eso no me lo había dicho—. Lo recuerdo, te sanaron igual.
—Lo que vieron allá afuera es solo algo que podemos hacer en luna llena y obvio bajo la luz de la luna. Es... Un don que tenemos todos los Moon, bueno, los herederos de sangre, obviamente.
Eso tenía lógica ya que mis otros hermanos no tuvieron esa misma transformación que nosotros, ni sus cabellos se volvieron blancos. Ahora todo tenía cierto sentido, mi madre era la verdadera Moon y no mi padre como se supone que debía de ser.
—¿Ustedes también son bestias? —les pregunté a mis otros hermanos, a los de madres distintas.
—Herencia de papá, West, él es una bestia también —respondió Thomas como si fuera lo más normal del mundo y miré a mi padre inquisitivamente.
—Creo que será mejor que tú y tu acompañante...
—Esposo —le corregí—, yo y mi esposo.
—Eso mismo —asintió molesto—. Creo que será mejor que se sienten, la historia es larga.
Ryan y yo nos sentamos a escuchar, se sentía extraño estar entre mis hermanos con él a mi lado. O sea, lo gracioso era que a Ryan le importaban un comino las malas miradas de ellos porque él me tenía bajo su brazo, y a mí me daba igual también, tendrían que acostumbrarse a ello, después de todo, estábamos casados.
—Cuando conocí a tu madre, obviamente no tenía intenciones de estar con ella —comenzó a contar papá—, sabía que era la princesa de la luna, y tenía claro que aún faltaban algunas décadas para el próximo día de la luna de sangre. Su olor en aquel entonces era casi nulo y lo único que le delataba era su cabello. —Suspiró mirando hacia el alfombrado—. No sé cómo terminé enamorado de ella. Nunca nos engañamos, ¿sabes? —Me miró y luego a mis hermanos—. Sabíamos que nuestro amor era algo imposible, que incluso era peligroso para ambos, pero la amaba y no es que haya amado menos a mis otras esposas pero... Como a ella no he amado a ninguna.
Y se notaba, la tristeza en los ojos de mi padre era genuina, una que jamás había visto y que jamás creí ver. Siempre pensé que papá no tenía corazón ya que la costaba ser cariñoso con nosotros, principalmente conmigo, pero en ese momento me di cuenta de la razón de ello. Él siempre me decía que era la viva imagen de mi madre y seguro que verme le causaba dolor.
—Cuando nos casamos y los tuvimos a ustedes estábamos muy felices, pero ella sabía que en algún momento tendría que morir. No había parado de investigar para encontrar la forma en la que romper la maldición y no habíamos encontrado mucho hasta ese último año. —Papá paró el relato ahí y suspiró mirando hacia algún lado detrás de mis hermanos—. Un año antes de su muerte recibimos una carta, más bien, la recibió ella. —Me miró—, no tenía remitente y se destruyó en cuanto la leímos. Decía que había una forma de romper la maldición, que podíamos evitar que más chicas siguieran muriendo.
—Leyla me dijo que yo debía de romper la maldición —le comenté por lo bajo a Ryan al escuchar eso. ¿Qué tal si había sido esa psicópata quien les mandó tal cosa?
—Por eso compramos la casa de campo y fuimos para allá —la voz de mi padre me hizo verle otra vez—. Nos dijeron que había un lugar, el lugar donde empezó todo, donde se consumó la maldición por primera vez. Según la carta, era una especie de casa sobre las montañas pero...
—Pero no pudieron encontrarla —dijo Ryan y papá le miró—, la única casa sobre las montañas en esos lares es la mía y, aunque quisieran, no podrían encontrarla, los Moon nunca fueron bienvenidos y no sé el porqué.
—¿Estás diciendo que la maldición se puede romper en ese lugar? —pregunté y mi padre negó.
—La carta decía que allí encontraríamos las respuestas que buscábamos, pero que solo si estábamos dispuestos a todo el uno por el otro. Supongo que con ello se refería a si nuestro amor era verdadero.
—Tanto como para hacer lo que fuera el uno por el otro —dije cayendo en la cuenta de lo que me contaba.
—Algo así, sin embargo, no llegamos a cumplir nuestro propósito porque tu madre fue asesinada. Si en ese lugar hay alguna respuesta, no tendríamos oportunidad de descubrirlo.
—Por eso es tan creíble que fue tu amado esposo el que la mató, solo hay que unir cabos, su sangre estaba en el lugar del asesinato, la casa donde están las respuestas para romper la maldición es suya, tiene buenas razones para no querer que sea rota y además, mira su aspecto, es más que obvio que es el castigo por haberse comido a la princesa antes de tiempo —dijo Connor molesto y le miré mal. Iba a decir algo en contra de ello pero Ryan se me adelantó.
—En primer lugar, la casa no era mía en ese entonces, la sangre que encontraron solo fue por la pelea, tengo buenísimas razones para querer romper la maldición —Me arrimó más a él— y mi físico no tiene nada que ver con ello, si soy así es porque no debería siquiera estar vivo ahora mismo.
—Muy buenas argumentaciones, pero nada de eso puedes probarlo —rebatió otro de mis hermanos y me levanté molesta. Ni siquiera les di tiempo a reaccionar y ya había levantado a Ryan, quitándole la camisa para dejar al descubierto la cicatriz y las marcas sobre su piel.
Todos mis hermanos y padre se pusieron en pie al verlas y yo arqueé las cejas. —¿Suficiente prueba o necesitan más?
—¿Por qué la cicatriz? —se atrevió a preguntar David, que desde que la vio tenía cara de querer hacerlo.
—Mi corazón...
—Él me dio su corazón —me apresuré a responder y mis hermanos alzaron las cejas—. Es complicado, pero es la ver...
Sentí como Ryan se sobresaltó por un instante, al mismo tiempo en que oímos el timbre de la entrada. Le miré en lo que Thomas iba a abrir, estaba extraño.
—¿Sucede algo, amor? —le pregunté y él negó pero algo me decía que ese era un gran sí.
—Mirad, chicos, quien ha aparecido, es Jonny —dijo mi hermano y vi llegar a Jonathan al lugar. Pasó la vista sobre todos y se detuvo expresamente sobre mí y Ryan, eso me incomodó ligeramente.
—No sabía que tendríamos visitas tan temprano —comentó con una sonrisa que intentó ser amistosa pero creo que era forzada.
—Fue una noche larga, pero tú dónde andabas. Creímos que te habrías vuelto a América —dijo mi padre en broma y él dejó de mirarnos a mí y a Ryan para responderle.
—Creo que mejor deberíamos desayunar —dije y todos me miraron extrañados, yo sonreí—. Seguiremos luego, en un momento les alcanzamos.
Rápidamente, tiré de Ryan y lo saqué del lugar, él seguía tenso y por alguna razón, eso me había advertido de que debía moverme con cuidado. Algo pasaba y él no podía hablar allí. Paré en medio de un pasillo por donde nadie pasaría y me puse en frente.
—Dime qué sucede.
—No es nada, solo creí oler algo —respondió pero por su estado debía de ser algo más.
—Ryan, dime lo que sucede —insistí y él suspiró, acercándose y dejándome pegada a la pared. Me besó de imprevisto y aunque no fue uno de esos besos ardientes y cargados de deseo, este me hizo sentir en las nubes, amaba esos besos dulces sin dobles intenciones y llenos de amor que solo él me había dado, era delicioso incluso si en ese momento ni siquiera venían al caso.
—Creo que... —dijo, separando nuestros labios—, creo que tal vez los celos me están afectando.
¿Celos? ¿Celos por quién si allí no había na...? Sentí mis mejillas enrrojecer, había olvidado por completo que Jonathan prácticamente se me había declarado y no solo eso, que había sido mi amor adolescente y que obviamente Ryan debía de saberlo.
—Ryan, no tienes que estar celoso, yo te amo a ti...
—Lo sé, lo sé. —Acarició mi nariz con la suya juntando nuestras frentes—. Solo que... Ya sabes, estuviste muy enamorada de él, demasiado para mi gusto...
—Eso ya es pasado, es horrible que hayas visto todo eso. —Tomé su rostro entre mis manos y besé la comisura de sus labios—. No sé cómo pudiste no hacer nada durante tanto tiempo siendo así de posesivo.
—En esas fechas no era quién para reclamar nada y siempre creí imposible esto, West. —Acarició mi cabello—. El otro día cuando se te declaró... —Apretó su agarre sobre mí. ¿Por qué siempre tenía que estar? No era cómodo que viera esas cosas—. La verdad, estuve a punto de intervenir pero como no le hiciste caso me contuve, no quiero parecer un loco celoso.
Sonreí cuando le vi hacer un puchero, era tan tierno. —Ryan, no importa cuántos hombres estén interesados en mí, mi corazón es tuyo.
—Técnicamente, mi corazón es tuyo, mi luna —dijo con una sonrisa y golpeé su hombro comenzando a reír—. Pero sabes... —Le sentí olfatear, mirando alrededor y luego a mí—. No creo que el olor sea por los celos. ¿Ese primo tuyo es una bestia, no?
—Es un Moon, pero me dijo que lo era, supongo que es algo raro, somos primos lejanos, ya sabes de segunda o tercera generación, por eso me interesé en él —admití algo avergonzada, el árbol genealógico de mi familia era bastante extraño, muchos de los integrantes tenían apellido Moon pero en realidad no lo eran de sangre, sino por ley, como papá.
—Un Moon —masculló por lo bajo Ryan, no se le veía muy convencido—. Tu primo no huele como un Moon, West.
—¿Y acaso puedes diferenciar a las bestias por el olfato? —inquirí incrédula y él me sonrió de lado.
—Antes no podía, cuando aún era solo una bestia, pero luego de la noche en que te salvé, mis sentidos se agudizaron. Mi visión mejoró en la noche y mi olfato es infalible. Por eso puedo encontrarte siempre que quiera, tu olor de por sí es fuerte y los rastros que dejas son más claros que el de otros humanos o bestias. Y en cuanto a ese primo tuyo... Cada tipo de bestia tiene su propio olor, tus hermanos mayores huelen distinto a tus hermanos menores que son otra clase de bestias, sin embargo, son perfectamente confundibles si no se tiene un olfato como el mío. Eso no es lo que me alarma, cuando sentí a tu primo acercarse a la puerta de entrada, aunque no sabía quién era por su olor... West, estoy seguro, tu primo no huele como los Moon.
Le miré espantada ¿Cómo que no olía como los Moon? —¿Quieres decir que mi primo no es un Moon?
—No, no lo es, y de hecho, eso no me importaría si no oliera como... —Volvió a respirar, esa actitud me estaba poniendo ansiosa—. La primera vez que estuve cerca no lo sentí porque tu olor lo tapaba, pero ahora, en una situación distinta, habiéndome acostumbrado a los olores y estando alerta a si alguien de ellos se acerca...
—¿Quién, Ryan? ¿Quién se va a acercar? ¿A qué huele? —pregunté ya desesperada.
—Tu primo huele como un Anderson, Westley, estoy seguro de que huele como nosotros...🌕 🌕 🌕
Bonjour!!!!
Y este fue el capítulo de este lunes 😌 empezando la semana como Dios manda.
¿Creen que los hermanos de Westley al fin se pongan de parte de Ryan y le crean?
¿Se esperaban la historia de la madre y el padre de Westley?
😌 Aún falta bastante en esa historia.
¿Quién habrá mandado la carta?
¿Qué habrá en la casa de las montañas de Ryan?
¿Será cierto que las respuestas para romper la maldición están allá?
¿Ryan tendrá razón y será que Jonathan de veras no es un Moon?
¿Cómo es eso posible?
¿Influirá esto en algo?
¿Quieren saber?
¿Están ansiosos?
😂😂😂😂
Bueno, este jueves se enterarán de más sobre esta historia 😌
Ya estamos entrando a la etapa final.
¿Será que se resuelve el misterio al fin?
😊😊😊
Gracias por leer y por el apoyo a la historia. No se olviden de darle amor al capítulo.
Pd: Para quienes están leyendo Seren, les informo que mañana será el prometido maratón, ya que Dark Angel I ha llegado a los 50.3k de vistas ya 😏😏😏 Tres capítulos en un día, ya saben.
Bien, ahora sí, me despido, besitos y hasta el jueves😌❤
ESTÁS LEYENDO
Moon
FantasyCinco grandes familias dominan todo Nighthall, el patriarca de una de ellas es engañado y pierde todo lo que posee por ello. Nada de esto es casualidad... las demás familias le han tendido una trampa... La pregunta es... ¿Por qué? ¿Y qué tiene...