Moonlight XVII

1.3K 274 40
                                    

    Las palabras de Ryan parecían sinceras, de veras parecía querer mi perdón, pero... ¿Por qué? ¿Qué había cambiado? Eso era lo que pasaba por mi cabeza mientras le observaba sin entender.
   
    —Westley... —cuando volvió a decir mi nombre sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Lo había escuchado, sabía que esa voz la había escuchado antes, pero no antes de los últimos días, sino antes, muchos años antes.
   
    —¿De veras no me harás daño? —pregunté algo retraída.
   
    —No, no lo haré. —Me envolvió en sus brazos acunándome en su pecho. Parecía tan raro, él siendo así conmigo era demasiado extraño, parecía una persona totalmente diferente.
   
    Su olor fue lo próximo que sentí, olía especialmente rico. Que va, olía delicioso, olía a algo conocido, a algo que amaba... No podía ser... ¿Acaso olía a rosas?
   
    —Hueles a rosas —dije olfateándole y le sentí reír.
   
    —No se te escapa nada, ¿verdad? —Se separó un poco de mí.
   
    —Me gustan las rosas, y si hueles a rosas...
   
    —¿Te gusto? —preguntó divertido y negué con la cabeza.
   
    —Si hueles a rosas es inevitable que lo sienta. Además... ¿Qué hombre huele a rosas? —pregunté extrañada, ese no era un olor que tuvieran precisamente los hombres.
   
    Él se echó a reír y me quedé embobada una vez más. Me gustaba verle reír, se veía más guapo, mucho más guapo.
   
    —Está bien, Moon, lo que tú digas. —Se fue a otro lado de la habitación, tomando un par de zapatos.
   
    —No me gusta cuando me llamas Moon —dije algo apenada y sus aureolas borrosas me volvieron a observar.
   
    —¿Por qué?
   
    —Me da miedo.
   
    —Eres una Moon, además, todos te conocen por este grupo que tienes con tus hermanos... MonStars, creo que se llama.

     Me quedé sorprendida ante la confesión. —¿Sabías del canal de baile que tenemos mis hermanos y yo?

     Sí, ese era el nombre de nuestro canal de baile y de nuestro team "MonStars" una abreviatura de Moon and the Seven Stars que se habían inventado mis hermanos.

    Ryan ya había terminado de ponerse los zapatos y vino hasta mí. —Te dije que sé mucho sobre ti.
   
    Bajé la vista triste. —Yo no sé nada de ti.
   
    —Al contrario, Westley, sabes demasiado. —Sentí como metía parte de mi cabello por detrás de mi oreja—. Le diré a mi madre que te lleve a tu habitación de antes, ¿está bien?
   
    Asentí sin más remedio y él se alejó hacia mis espaldas— ¿Por qué las cadenas? —pregunté girándome para verle—. Te amarras con ellas, ¿cierto?
   
    Él no dijo nada, solo tomó un saco de dentro del clóset y comenzó a ponérselo.
   
    —Lo sé por las marcas en tus brazos.
   
    —Eso no es importante, Westley. —Se colocó el saco y se estaba abrochando los gemelos. Caminé hasta quedar a un paso de él y le miré fijamente con determinación—. ¿Qué? ¿Por qué me miras así?
   
    —Quiero saber más de ti —dije y fui hasta el clóset, eligiendo una corbata para él. Cuando volví Ryan me miraba extrañado pero solo me dispuse a arreglarlo. Terminé de abotonar su camisa y comencé a colocarle la corbata, tener tantos hermanos me había servido para muchas cosas.
   
    —¿Por qué quieres saber?
   
    —Porque tú sabes demasiado de mí —respondí sin levantar la vista y acabé de anudarle la corbata—. ¿A dónde vas? —pregunté mirándole a los ojos.
   
    —Tengo cosas que resolver, las deudas de tu familia no se pagarán solas —respondió alejándose hacia el clóset.
   
    —¿Puedo ver a mis hermanos?
   
    —No, Moon —dijo tajante.
   
    —Pero...
   
    —Por ahora, no —me interrumpió y vino colocándose un fino reloj sobre su muñeca—. No puedo dejar que intenten alejarte de mí, ¿comprendes?
   
    —No es como que eso fuera exactamente lo que te preocupa —mascullé por lo bajo rodando los ojos.
   
    —Eso no lo sabes, Westley.
   
    Le miré mal, claro que lo sabía. —¿Entonces no puedo salir de aquí? No quiero estar encerrada como si fuera prisionera.
   
    —¿Westley, nunca te han dicho que eres muy quejica?
   
    —No quiero quedarme aquí, quiero ir a Nebula a bailar y a ver a Aisha. —Me cruzé de brazos molesta, con mis vista en otro lado.
   
    —A Nebula sí puedes ir —su afirmación me hizo verle sorprendida—. Te pasaré a ver luego, así que trata de estar allí, recuerda que sé todo lo que se mueve a tu alrededor, Westley —me advirtió y comenzó a salir de la habitación.
   
    —¿Puedo tomar un baño aquí? —le pregunté antes de que saliera y se detuvo para mirarme.
   
    —Puedes, pero no toques nada, ¿está bien? —Iba a irse pero yo volví a hablar.
   
    —¿Y mi moto?
   
    —No vas a ir en moto a Nebula, Westley.
   
    —No puedes impedirlo —le desafié molesta. Él enarcó una ceja y vino hasta mí amedrentándome un poco—. No puedes impedirlo —repetí dando un paso hacia atrás, agarrada a la promesa de que no me haría daño, esperaba que la cumpliera.
   
    Ryan me miró serio por unos segundos y luego sonrió. —Aprendes rápido, pequeña. —Palmeó mi cabeza como si fuera una criatura y creo que me vino el alma al cuerpo—. Escúchame bien, si tienes algún accidente, o multa, o cualquier problema con la ley, olvídate de salir de esta casa en moto. ¿Queda claro? —me advirtió más serio y casi sentía como si fuera mi padre quien hablara.
   
    —Me gusta tener problemas con la ley, papi —le provoqué y noté como mordió su labio inferior por la última palabra; solo yo sabía cuán sensual me pareció ese maldito gesto.
   
    Se acercó a mi oído y tuve que cerrar los ojos cuando su aliento hizo estragos sobre mi piel. —Pues no te gustará tener problemas conmigo, Westley, así que nada de problemas con la ley —susurró y casi con la misma se fue.
   
    Bufé para relajar la tensión de mi cuerpo, debía de controlarme las hormonas, sino acabaría mal, muy mal.

Moon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora