Capitulo Diez

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El silencio que abarca en el interior del coche me hace entender que Jeremy me está ocultando algo, aunque también puede ser que esté de mal humor por haber tomado un taxi a esas horas. Prácticamente, he arruinado su siesta al enterarse de lo que me ha sucedido.

«Perdóname hermanito»

–¿Por qué debo perdonarte? —tarde, me doy cuenta que he hablado en voz alta.

–Por llevarme tu coche, por salir sin avisar y por abandonarte ahí con Mamá.

–Solo fue un impulso.

–Es extraño que lo digas así tan calmado cuando eres un enojón.

–El que me preocupe por ti y quiera controlar lo que haces, no me hace un enojón. Se que tal vez soy un poco duro contigo, pero solo quiero que aprendas que la vida no es tan fácil como quieres verla.

Según lo que alcancé a entender, mi hermano es irritante conmigo porque la vida es dura y debo aprender que no todo es...ok, se me olvido casi la mitad de todo lo que dijo. Aún así, se que solo quiere protegerme y que sus intenciones conmigo son las mejores.

–¿Y...Mamá? 

–Me fui de casa anoche —confesó y doblé el cuello tan rápido que hasta dolió un poco.

–Wao eso si me sorprende. ¿Tienes una explicación? —le pregunto en automático.

–Te lo contaré mas tarde, ahora solo debemos ir a que te cambies y recojas tus cosas —responde ladeando su cuello.

–¿Me ha echado de la casa? ¿Solo por un error que cometí y para nada me dejó explicarle? —lo interrogo sintiendo como mi barbilla tiembla.

–No. Vivirás conmigo en el Depa.

Suspiro.

Ya esto es el colmo con Mamá. Vuelvo a hacerme la pregunta de si esta es la misma mujer que nos trajo al mundo y nos cuidó por tantos años, porque no la reconozco en este instante. Se está convirtiendo en una actual desconocida para mi ¿Es que acaso no cometió errores alguna vez en su vida? ¿Las drogas en realidad le han hecho algún daño en el cerebro como para odiarme tanto? Todo se ha arruinado, ahora nos odia a los dos.

–Vamos por mis cosas y me iré a vivir contigo —le digo y me toma por uno de los cachetes con dos de sus dedos —¡No toques! ¡Duele!

–¿Ves lo que se siente ahora?

–Yo no lo he hecho —digo mientras me masajeo la mejilla —Espero y no me hayas dejado las marcas de tus dedos en mi hermoso rostro.

–No quiero que me llamen del instituto diciendo que sufres violencia física...eso sería como dispararme yo mismo en una pierna.

–Tranquilo Jer, ellos siempre han estado ciegos —aseguro y recuerdo mi primer día de clases.

–¿Qué dijiste?

–Nada, obvio.

–Voy a fingir sordera —determina mirándome con el entrecejo fruncido.

Jeremy se estaciona frente a lo que ahora ha dejado de ser mi hogar. Esa vivienda de color blanco con líneas rosadas en donde tuve mis mejores momentos de niña, los cuales compartí con ellos dos y ahora han pasado a ser solo recuerdos. Recuerdos que duelen tanto como un punzada que te atraviesa el corazón. Mi madre ha dejado de ser mi madre para convertirse en una persona del montón, o mejor, mi enemiga numero uno. Por un lado, estoy arrepentida de haber actuado de esa manera y abandonar a mi hermano aquí, pero por otro, no lo hago por el simple hecho de haber compartido con mi padre después de verlo luego de tantos años sin cruzar una palabra.

En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora