En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )

Capitulo Catorce

Peyton Sutton

Resultaba increíble el estar riendo de esta forma con una persona que hace meses era una desconocida para mi y ahora se ha convertido en alguien a quien deseo cuidar con mi vida. Su forma de ser tenía tantas similitudes con la mía, y eso en realidad me agradaba por millones, el saber que había encontrado alguien con quien compartía ciertos aspectos.

A pesar de que la enfermera le estaba aplicando alcohol en las heridas ella no paraba de reír continuamente ganándose una advertencia por parte de quién la curaba. Eran tan notables las múltiples heridas en su espalda y cuello, estaban tan irritadas que el color rojo predominaba en esos dos lugares en especial. Algo descabellado y fuera de lo normal. Me remordía la conciencia cada que mi vista se paseaba por esos lugares con moretones claros.

 –Listo, ya deberían ir a su Salón o tendré problemas —advierte la enfermera al bajarle la camisa.

Guarda todas las cosas en un cajón y echa lo antes utilizado a la basura. 

Al llegar había hecho tantas preguntas como eran posibles. El estado de las heridas de Venus era muy riesgoso, si hubiese tomado la decisión de quedarse callada tal vez sufriría una infección mas adelante, ha sido gracias a mi que la he convencido a como de lugar porque me parecía lo correcto, y lo era.

–Deberías cambiarla por otra, está muy manchada y no creo que sea decoroso salir con ella así en esas condiciones.

–Es que no tengo otra —responde echa un manojo de nervios tocando sus dedos constantemente —Por lo menos no aquí. Obvio...es un instituto y tengo miedo de no poder cambiarla en cuanto lo quiera.

Baja su vista al piso.

La enfermera posa sus ojos en mi, es decir, la representada como Flor James.

–En fin, no tiene que ser una camisa por obligación. Este instituto es una mierda...digo...¿Quién demonios quiere utilizar un estúpido uniforme? —suelta con un gruñido, pero al vernos sorprendidas cambia la expresión —Disculpen. Si...quieres puedes usar el suéter de tu compañera si no tiene problemas con ello.

No le niego la posibilidad, pero mi suéter es un detalle complicado.

Por supuesto que tengo problemas con esto, no quería que mi cuerpo fuera visible. Supongamos que muestre aunque sea la mitad de el ¡Sería todo un caos! Aunque debía hacerlo así me costara la vida, por Venus, porque ella me necesita —tratando de no ser dramática — Así que lo tomé de ambos bordes y lo retiré de mi cuerpo despeinando mi largo cabello al instante e inmediatamente las dos se concentran solo en mi, viéndome fijamente cuando el suéter está completamente fuera de mis brazos, intento no bajar mi vista para ver de que se tratan sus miradas de desconcierto.

Ruedo los ojos.

Llevar el suéter hacía mi vida mas fácil, era como un escudo que me protegía de las miradas indiscretas de la gente, en conclusión, mas por otra mujer y esas opiniones que confiaban me levantaría el ego «¡Quisiera tener esos pechos! ¡Tienes una cintura perfecta!» Pero no es lo que quiero, es preferible para mi un «Cúbrete» que a que me alaguen por la simetría de mi cuerpo.

Toda la vida he creído ser la chica segura, pero ahora mismo estoy creando un debate en mi cabeza sobre esto.

Abrocho los dos botones que dejan a la vista el centro de mis pechos, y que las mantiene anonadadas.

–¿Por que cubres ese cuerpo chica? Wow, yo digo que es maravilloso ¡Verlo me causa tanta envidia, pero de la buena! —pestañeo varias veces y me remuevo incomoda.