En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )

Libro II: Capitulo 2

Gregory Lorer

Nunca había sido tan feliz, incluso creo seguir siendo el llorón en el que me he convertido desde aquella vez.

Mis ojos se mantienen enfocados en su cuerpo sin querer despegarse ni un segundo de su abdomen que aún está plano, pero que estoy seguro hay alguien hermoso creado por los dos y me emociona el no haberme equivocado con ella.

Cubre su cuerpo con un vestido plateado sin cremallera, pero que se ciñe a su cintura haciéndola ver apetitosa, comienzo a verla mas hermosa de lo que me ha parecido en todo este tiempo y no me pierdo el enfoque de sus ojos en el abdomen tocándoselo con ilusión.

Lo se, yo también estoy ilusionado con este embarazo. Me perdí muchas cosas de Gian y sigo con el miedo de que suceda con este nuevo bebé, siento que en cualquier momento me la van a arrebatar y me perderé las primeras experiencias con este.

En mi cabeza nos imagino siendo la familia feliz que siempre quise tener, ser un mejor Padre de lo que nunca fue Nate conmigo. Me dio la oportunidad de establecerme en sus negocios nombrándome como director de una de sus empresas, y le agradezco tanta cortesía por facilitarme las cosas. Necesitaba un sustento y darles una breve reseña de la estabilidad que tendrán Peyton, el nuevo bebé y Gian una vez decidan quedarse para siempre conmigo.

Ser empresario es agotador y una gran responsabilidad para mi a mis veintitrés. Es un balance entre lo que quería ser y lo que me tocó por ser un Lorer.

Soñaba con irme de ciudad en ciudad para conocer chicas y tener encuentros sexuales, vivir mi vida a base de sexo esporádico si encontraba a la chica indicada, es decir, a una que no le interesara como una relación formal.

Eran mis pensamientos de hace mas de cinco años, pero entonces la conocí y el tiempo con ella me convenció de que esto sería algo mas. De que necesitaba que ella me amara y diera todo por mi, estuviese en mi peor momento, dispuesta a cualquier cosa por estar juntos.

Ahora es la Madre de mis hijos y me encanta que lo sea, que nadie pueda acercarse o mirarla con deseo, no puedan tocarla ni hacerle el amor como solo yo puedo hacerlo. Es mia en todos los sentidos y espacios, me pertenece en cuerpo y alma.

–Te ves hermosa, amor.

Ella sonríe y mi corazón se arruga de tanta felicidad.

–Y tu estás...muy guapo, amor —alaga regalándome un guiño. Decidí usar un pantalón de lana y una camisa blanca con los tres primero botones abiertos. Ahora soy un hombre de negocios, pero eso no me priva de vestir como quiero.

La puerta de la habitación se abre dándole paso a Gian quien camina hacia mi con el ceño fruncido.

¿Y ahora que le pasa al hombrecito?

–Papi, no quiero usar esa corbata —confiesa enojado y estrella la corbata en el piso cruzándose de brazos luego.

Respiro profundo.

Peyton termina de arreglarse y se acerca a nosotros, aún está descalza.

–¿Y por qué? Te verías mas guapo.

–Yo no quiero ser guapo.

–¿No quieres ser como tu Papá? —le pregunto sonando ofendido —¿Tan feo soy?

–Si quiero ser como tú, pero odio la corbata.

La patea de nuevo.

–Vamos Gian, hazlo por Mami. Solo será hasta que se acabe el cumple de Jenna.