En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )

Libro II: Capitulo 15

Gregory Lorer

La miro con fastidio, con mi sangre hirviendo por lo que acabo de escuchar de mi propio hijo.

Todo es mi culpa porque no debí seguirle el juego, soy un simple tonto. Yo nunca quise esto aunque la idea me gustara. Kyle es tan liberal, no le importa nada mas que solo el mismo, satisfacer sus deseos sin pensar en lo que hay de por medio.

No quiero ni imaginar que esto sea cierto porque no se lo perdonaré, no estaré dispuesto a aceptar el engaño que pudo haberme hecho a la espalda.

Todo apunta hacia ella.

No hay mas chicas en el Depa solo ella, se había ido furiosa conmigo a causa de la discusión que tuvo con mi hermano por la maldita insistencia.

Esa maldita herencia de los Lorer basada en la terquedad, de insistir en conseguir lo que quiere a como de lugar pisoteando a quien sea.

Quiero creerle, de verdad quiero creerle a mi chica porque la amo con mi maldita existencia, pero el sentimiento de inseguridad me apuñala justo en lo mas profundo del corazón acabando con mi confianza y mis instintos por perdonar.

–¡Joder! —pateo uno de los sofás molesto, mi cabeza no me deja pensar y termino con dolor en los dedos del pie derecho.

–¿No me vas a creer? —pregunta nerviosa al llegar a la sala.

–Como quieres que te crea ¿Eh?

–Porque te estoy diciendo la verdad, yo...yo estoy siendo sincera contigo a pesar de lo idiota que estás siendo tú conmigo.

La observo furioso, celoso, loco, lo que sea que defina a una persona que pierde la razón por sus impulsos.

«Joder, es mía»

«La hice mía hace mas de tres años, yo fui el primero y quiero ser el único»

«La hice mi mujer, la madre de mis bebés»

No me cabe en la cabeza la posibilidad de que el haya...introducido...¡No, joder!

Levanto la mirada para verla fijamente. Buscando la sinceridad que aún no veo en ella.

–¡Eres la única chica en el Depa! ¿Cómo quieres que te crea si todas las pistas me llevan a ti?  Te enojaste conmigo y saliste huyendo no se a donde, llegaste tres horas tarde a casa. Es lo suficiente para que desconfíe.

Su rostro se endurece y enrojece de la furia.

–Cree lo que quieras, no voy a seguir rogándole a alguien que prefiere ser idiota a creer en mi palabra —refunfuña antes de irse camino a la habitación.

Abro mi boca muchas veces sin saber que decir, mi cerebro se queda totalmente en cero y el corazón me retumba en el pecho con descontrol. Se siente como un rayo dentro de mi.

–No me dejes con la palabra en la boca...niña...¡Hey! —continua ignorándome y la sigo hasta la habitación a paso apresurado.

Odia cuando hace esto de ignorarme como si fuese un simple idiota, yo también merezco una explicación, en mi pecho llevo la impresión de que algo extraño sucede y no me quiere decir por ningún motivo.

En su estado no es bueno discutir, pero es tan terca que destruye mi paciencia con un solo chasquido de sus dedos.

Amo a esa mujer con mi vida, me tiene en sus manos, lo juro. No importa que tan serio sea el momento como para quedarme todo idiota mirando su trasero mientras camina.