En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )

Libro II: Capitulo 4

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando su perfume se funde en mi nariz y su voz llega a mis oídos como el peor sonido del mundo.

Simplemente no tiene dignidad, estoy harta.

Lo he enfrentado muchas veces y hemos terminado en una gran contienda por su cobardía. Tampoco puedo obviar las veces que ha intentado tocarme sin importar cuanto lo rechace. Es como la pesadilla andante que me tortura cada día, siento sus manos en mi cuerpo y me aparto con asco.

–No te alejes, me haces daño.

–Daño me haces tú cuando te acercas o respiras a mi lado —escupo con indiferencia.

–Por favor.

–Aléjate.

¿Hasta cuando tendré que soportarlo? ¿Hasta cuando me durará el papel de que no me interesa el que esté aquí?

Cuando le pedí a Jeremy que lo perdonara nunca creí que me afectaría tanto, son como hermanos y me dolía mucho verlos separados. Parte de la culpa era mía y me angustiada la situación.

Ahora me arrepiento.

Gian lo repara con atención y agradezco que el genio de su Papá no salga a flote aún.

–Solo intentaba hacerte sentir deseada y nada más —replica acercándose mas y acerco a mi hijo a mi pecho retrocediendo dos pasos lejos de él —Él tenía que ser mi hijo, de nosotros dos, no de ese tipo.

–¡Usted no es mi Papi! —le reclama Gian frunciéndole el ceño.

Me equivoqué.

–Mala suerte para ti.

–¡No le digas eso a mi hijo!

–Es la verdad, si tan solo...

Lo interrumpo haciendo alusión al futuro inexistente que creyó teníamos juntos. Estoy cansada de sus ideas erróneas.

–No sabes la alegría que siento de no haber cometido el error de enamorarme o tener una vida contigo ¿Cómo serían nuestros hijos? ¿Violadores?

–¡Serían niños normales como él! —me grita molesto señalando a Gian y veo el brillo en sus ojos que avisan las lágrimas.

Supongo que esto es parte de la escena.

>>No porque haya cometido ese error quiere decir que soy un cobarde violador, te merecías mas que eso y yo solo quería dártelo.

–Yo no te lo pedí —digo en un susurro tocando mi abdomen al sentir incomodidad. Lo aparto de mi camino para sentarme en el sofá con mi hijo a horcadas. No puedo soltarlo, no ahora que está asustado y esto es culpa de Travis —Siempre te dejé las cosas claras, prometimos que solo seríamos amigos y mira como me pagaste.

–Pensé que tenía una oportunidad contigo, comenzaríamos como amigos y luego te conquistaría. Ese beso...

–Solo fue un beso.

–¡No fue solo un beso para mi! Significó tanto, ni siquiera podrías imaginarte lo afortunado que me sentí aquella vez.

–Olvídalo —le respondo evitando su mirada. Mientras mas pena le tenga, mas tiempo durará su famoso arrepentimiento, solo quiero que se de vuelta y no vuelva a mirarme. Está asustando a mi hijo sin darse cuenta, y me está estresando de sobremanera.

–¿Cómo puedes decirme eso sabiendo que te amo?

–Porque yo no te amo.

Me miró con incomodidad.