Libro II: Capitulo 7

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Mis manos buscan su cuerpo quien hace horas estaba durmiendo a mi lado, bueno, lo hace todas las noches.

Me estiro y termino frotando mis ojos con los nudillos, mi cuerpo se siente abatido lo que me obliga a detenerme. Los sucesos de hace horas se repiten en mi cabeza y siento un pinchazo en mi entrepierna. La razón la recuerdo como si hubiese pasado hace segundos, juré que me las pagaría mientras disfrutaba de los últimos minutos de placer.

No creo que pueda llevar ropa interior hoy, ha quedado demasiado sensible como para obligarlo a ser presionado.

Lo importante es que nadie lo sabrá y podré estar tranquila.

Suspiro.

-Solo iré a trabajar, regresaré a casa y cuando esté mucho mejor me colocaré unas bragas -me digo a mi misma.

Decido levantarme e ir por una ducha relajante. Calzo mis pantuflas y me dirijo al baño lentamente para no sentir dolor, ese hijo de la china no entiende la palabra "detente" se lo pedí tantas veces, lo disfrutaba, pero era demasiado.

Molesto no me sigue sirviendo de nada, ahora imaginarme que me tome como sumisa sería la perdición. Si con diecinueve manejaba mi cuerpo como le diera la gana, con veintidós tiene el control completo.

La edad no debería depender, pero a este tipo todo le mejora con los años.

Sonrío al recordar sus palabras en la cocina.

La ducha caliente resulta deliciosa para mi cuerpo, al terminar lavo mis dientes y enjuago. Me detengo frente al espejo, observo mis pechos y abdomen, todo marcados como si fuera la presa de un puto vampiro.

Retiro la toalla húmeda de mi cabello dejándolo libre, en pocos minutos tendré una maraña de risos. Tenía planeado ir al estilista, pero me acuerdo de la cita con mi obstetra y los planes se arruinan inmediatamente.

¿Cómo le voy a explicar que me han dejado casi inmóvil?

No, tengo que cancelarle.

La llamaré.

No puedo aparecer frente a ella con todas esas marcas, se que lo entenderá, en esta y en las que siguen será muy hormonal. Lastimosamente, me lo recomendó en el primer embarazo, pero no tenía con quien. Sólo los vanos intentos de Deilan por conquistarme de nuevo o por querer ser como un Padre para mi hijo.

Deilan Rowan es sexy, un bombón pelirrojo que por justicia divina me llegó a gustar bastante. Nunca pude enamorarme, pero si lo quería, bueno lo quiero, como amigo es obvio. Aún así no era lo suficiente como para meterme en sus sabanas estando embarazada de otro, no era justo para nuestra estabilidad emocional.

Tomo mi móvil de la mesita de noche, lo desbloqueo y selecciono la barra de contactos.

Sería mas fácil si lo buscara entre las llamadas recientes, no hace mucho me llamó para ponerme al tanto de los últimos exámenes, tal vez me la deje pasar.

Responde la llamada al segundo tono.

-No me digas que ya...

-¿Así me recibes, ni buenos días?

-Peyton, eres como mi hija.

-Apenas y amanece.

-Estamos en confianza cariño, a pesar de mi historial como la respetada obstetra sabes que soy una rebelde.

-Tienes veinte y cinco.

-¿Y?

Sonrío.

Esta mujer me sorprende cada vez.

En sus manos | +18 | ✔ ( Reeditando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora