¿Por qué no puedo ser una chica?

Detrás de ti

Más semanas habían pasado ya, todo seguía igual con Tendou, estar recostado sobre su cama o estar ebrio era su rutina de todos los días.

Su madre entró a la habitación, le quitó la cobija que estaba encima de él, Satori se quejó por esta acción.

- Satori, cariño, deberías salir a tomar un poco de aire fresco.

- No quier...-

Antes de que pudiese responder, su madre lo interrumpió. - No es una pregunta Satori, lo digo en serio, sal a tomar aire fresco, te vendría bien.

- ¿Okaasan...? ¿Por qué...?

- Hazlo, el aire está bastante fresco, verás que te gustará. - sonrió.

Tendou caminó sin ganas a su armario y tomó la primera sudadera que encontró, se puso un pants y unos tenis. Al salir de casa sintió la brisa del aire fresco golpear contra su cara, se sentía bien después de todo.

Caminó hasta el parque abandonado en donde siempre solía ir cuando se sentía solo. Al llegar, vio a alguien sentado en el columpio, era Wakatoshi.

Talló sus ojos, creyó que estaba alucinando, desgraciadamente sí era Wakatoshi, sintió una punzada en el corazón, lucía tan hermoso como la última vez que lo vió. Rápidamente se ocultó detrás de un árbol y se quedó observando a su mejor amigo, sus ojos amenazaron con un par de lágrimas las cuales no pudo contener.

- Wakatoshi-kun, ¿Qué es esto? Mi corazón se siente extraño... ¿Acaso no puedes verlo? Soy la única persona que esta contigo justo ahora, la persona que siempre estaré cuidándote detrás tuyo, siempre un paso atrás. - limpió sus lágrimas. - No conoces muy bien mi corazón, siempre escondí las lágrimas en mis ojos, y ahora... me lastima demasiado verte sabiendo que no amas. Quiero volver a tu lado, pero no puedo hacerlo. - suspiró apretando ambas manos intentando reprimir sus sollozos para no ser escuchado por Wakatoshi. - ¿Siempre fingiste no saberlo? Era imposible no saber lo enamorado que estaba de ti. ¿Decidiste ignorar mis sentimientos todo este tiempo? Cada día el cual me acompañabas a casa era especial, ahora regresaré solo a casa, sin tu compañía. Todavía me siento vacío, pero ahora hay más razones para estarlo, el amor está tan lejos para mi. Wakatoshi-kun, te estaré observando, sé feliz, hazlo por mi. - sonrió retirándose de aquel árbol en el cual estaba oculto y regresó a casa.

Al llegar a casa fue directo al baño, abrió la llave del lavabo y se echó un poco de agua al rostro.

Alzó la mirada y observó su reflejo en el espejo, las lágrimas comenzaron a salir, Tendou tocó sus rostro sin apartar la mirada del espejo, tocando con la yema de sus dedos aquellas lágrimas.

- No lo entiendo... ¿Qué es lo que está mal en ti? - dijo viéndose en el espejo refiriéndose a él mismo. - Tú no eres una basura, tú no eres una perra, tú no das miedo, tú no eres desagradable, tú no mereces esto ¡Tú no eres un monstruo! - un gritó desgarrador salió de su garganta y con sus nudillos golpeó con fuerza el espejo, la sangre comenzaba a salir. - ¿Entonces por qué la vida me odia? - su llanto cada vez se intensificaba más, se sentía vacío, se sentía roto.

Levantó nuevamente el rostro y se vio nuevamente al espejo, aquellos ojos hermosos suyos estaban cubiertos con una gran cantidad de lágrimas, estaban bastante rojos e hinchados.

- ¿Realmente era cierto? ¿Realmente soy un monstruo? No solo para los demás, si no para mí, un demonio que se lastima por sí solo.

Tendou se retiró del baño y fue a su habitación, tomó una camisa que estaba en el puño de ropa sucia y con ella detuvo por un momento el sangrado de sus nudillos.

Caminó hasta el balcón de su cuarto y se recargó sobre el barandal contemplando la vista, estaba nublado, observaba a la gente pasar, las voces pegaban contra sus oídos, escuchar las risas de cada una de esa gente allá fuera lo puso algo extraño.

- 18 años y estoy encerrado en mi soledad, ¿No es extraño? - rió. - Quisiera ser como los demás. - exclamó viendo como la gente sonreía allá afuera. - No puedo ser el único que esta solo esta noche. - rió. - No puedo ser el único que está deseando morir ¿O si?

La herida en sus nudillos comenzaba a punzar, debía tratar esa herida. Satori salió a escondidas de su casa, se dirigió a la farmacia más cercana de su casa.

- ¿Qué estará haciendo Wakatoshi-kun? - suspiró. - No importa.

Tendou entró a la farmacia, observó como el farmacéutico y el chico a su lado estaban jugueteando, uno de esos chicos le hacía cosquillas al otro. Inconscientemente sonrió, le gustaría que esos chicos fuese él y Wakatoshi.

- ¿Por qué no podemos ser como ellos Wakatoshi-kun...?

Entre risas exclamó el chico. - ¡Bo-Bokuto-san para! Debo atender al chico.

El chico de cabello grisáceo con las puntas negras se detuvo al observar a Satori. - ¡Lo lamento!

- ¿Son novios?

Un inmenso sonrojo apareció en las mejillas de los chicos.

- ¡S-Sí, este hermoso chico de a mi lado es mi novio! - respondió Bokuto con orgullo, con una sonrisa de oreja a oreja.

- Que suerte tienen ustedes.

Akaashi levantó una ceja sin comprender. - ¿Por qué lo dice?

Tendou llevó ambas manos a su nuca. - Por nada. - sonrió. - Quiero alcohol y una venda.

El chico pelinegro asintió y le entregó a Satori lo que estaba pidiendo, Tendou pagó y se retiró.

Caminó hasta el lago en donde había besado a Ushijima, se acercó un poco más al puente y observó el lago desde arriba, estaba bastante alto.

- Entonces al final, no estuvo nadie para mi.

Cada vez se acercaba más y más a la orilla, deseando que la corriente de agua se lo llevase al saltar.

Unos brazos lo detuvieron, giró su rostro.

- Tendou, te encontré.

...