Grandes cambios

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❐│ Gʀᴀɴᴅᴇs ᴄᴀᴍʙɪᴏs
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El viento se llevaba consigo cada hoja desprendida, a cada persona con o sin rumbo, a la relatividad del tiempo.

Con un fuerte agarre de manos, cierta pareja cruzaba la avenida principal de la ciudad, con el objetivo de darle una oportunidad a aquel local de repostería del cuál se estaba hablando mucho últimamente, "Satori's Sweet"

La campanita de la puerta hizo que Satori levantase la mirada, habían pasado ya casi diez años desde que Tendou había llegado a interactuar con ese famoso par, Kageyama Tobio y Hinata Shoyo.

Wakatoshi, su todavía pareja sí que había convivido últimamente con estos dos, ya que al que igual que ellos, actualmente se dedicaba al voleibol profesional.

- ¡Mira, el de Shiratorizawa, no sabía que era dueño de Satori's Sweet!

El más alto golpeó la mano de su pareja, el cuál apuntaba con su dedo índice al pelirrojo, haciendo reír a este último.

- ¡No lo señales, es de mala educación! - suspiró antes de continuar. - Ushijima-san en alguna ocasión me comentó que Tendou-san ahora se dedicaba a la repostería.

Ambos caminaron un poco más acercándose a la caja, Shoyo por su parte se encontraba totalmente perdido en los postres dentro de las vitrinas.

Tendou asintió contento. - Hace bastante tiempo no tenía una conversación con ustedes dos. - pensativo llevó una de sus manos a su barbilla. - Desde preparatoria, ujum. - se respondió a sí mismo.

Ambos asintieron.

- Aún así, he llegado a verte un par de veces en los partidos de Schweiden Adlers, pareces un muy buen fanático de Ushijima-san. - dijo Kageyama, retomando la palabra.

Satori rió un poco. - No he podido asistir tanto como me gustaría, pero trato de organizar el trabajo y mi vida amorosa tanto como pueda.

- ¡Ves Kageyama, invierte más tiempo en mí!

Las mejillas de Tobio se ruborizaron, dándole una palmada al de menor estatura en la espalda. - ¿Y qué estoy haciendo? Te traje para comprarte todo lo que pidas, escoge sabiamente.

Los ojos de Shoyo se iluminaron a más no poder, Satori salió de la caja para acercarse a la vitrina más grande del local.

- Estos brownies que vez por acá son la especialidad de la casa y la clave de la popularidad del local. ¿Te parece llevar uno?

Hinata asintió entusiasmado.

- Que sean 4, por favor. - exclamó Kageyama.

El de cabello anaranjado continuó revisando vitrina por vitrina, escogiendo los postres más llamativos y coloridos que rápidamente se robaban su atención.

Algo que hacía destacar a "Satori's Sweet" de los demás locales de repostería en el país, era la creatividad con la cuál sus postres eran elaborados, sin dejar atrás el increíble sabor con los que estos contaban, una cualidad que Tendou tenía bien en claro y aprovechaba en su máximo.

A la hora de cobrar cada uno de los postres y meterlos en una bolsa gigantesca, Hinata habló. - Tendou-san, ¿Cuántos años lleva usted con Ushijima-san?

Tendou sonrió de oreja a oreja, adoraba aquella pregunta. - 10 años, comenzamos a salir teniendo ambos 18. ¿Ustedes qué edad tienen? ¿26? ¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

- ¿!10 años?¡ ¿!Y aún no se han casado?! - Tobio nuevamente dió un pequeño golpe en su espalda. - Que locura, es increíble. - expresó con la sonrisa más pura que sus ojos hayan visto antes. - ¡Ujum! Tenemos 26 años, y llevamos alrededor de 2 años saliendo.

Tendou rió un poco antes de contestar.

- Desde siempre priorizamos el anteponer nuestra profesionalidad antes de contraer matrimonio, ahora estamos bastante estables, tanto económicamente como emocionalmente, así que se podría decir que no tardaría mucho en que eso pase.

Hinata sonrió alegre, Kageyama hizo lo mismo.

- Más les vale invitarnos. - exclamó Tobio.

- Claro, Tobio-kun.

Dicho esto, ambos salieron del local, jugueteando entre sí, tomados de la mano. Satori los siguió con la mirada hasta perderlos completamente de vista, detrás de las enormes puertas de cristal podía observarse el precioso ocaso, en donde decidió sumergir su afligida vista detrás de aquella cantidad de colores intensos en el cielo, de una forma u otra le recordaba a Wakatoshi, a aquellos días de su juventud en donde finalmente ambos se animaban a confesar sus respectivos sentimientos, puros e inocentes.

Si un día alguien se animase a preguntarle al pelirrojo sobre su relación amorosa, diría que actualmente ambos son completamente estables, tanto emocionalmente como económicamente. Desde que ambos terminaron sus carreras universitarias y comenzaron a trabajar de ello, pudieron dar fin a la relación a distancia que estaban llevando durante sus años universitarios para finalmente comenzar a vivir juntos, de nuevo.

Sin embargo, había un sentimiento dentro de Tendou que no quería aceptar, se negaba a considerar tal sentimiento.

En consideración de Satori, todo parecía marchar a la perfección, el amor y el respeto que ambos se tenían siempre había sido el mismo, sin embargo, el tener que pasar de una relación ordinaria de adolescentes, a una relación a distancia, para después volver a una relación ordinaria de adultos, eran cambios que por más que se amasen, eran difíciles de digerir.

Quizás Wakatoshi no podría entenderlo, para el pelirrojo, Ushiwaka era un adulto maduro, mucho más maduro que él. El sólo hecho de soportar estar en una relación a distancia para finalmente vivir juntos como hombres adultos con sus respectivos trabajos de casi tiempo completo no era la gran cosa para él, pero para Satori, el querer pasar el tiempo perdido con él era lo que más deseaba.

Creía sentirse egoísta, Wakatoshi-kun le ofrecía todo lo que tenía a su alcance, y aún así, sentía una parte vacía.

Satori no encontraba respuesta alguna, pero era bastante sencillo a perspectiva de otras personas.

Estaba totalmente acostumbrado a su vida adolescente con Ushijima, aquellas tardes en donde jugaban videojuegos hasta el amanecer, las incontables pijamadas que llegaron a tener, todos los partidos de voleibol que planeaban incluso ellos dos solos.

Al salir de la universidad, darle fin a la relación a distancia que llevaban durante esos años y regresar a Tokyo le hizo creer que volvería ese tiempo de calidad al que ambos estaban acostumbrados.

No contaba con la pequeña diferencia de que, ambos ahora eran dos adultos con nuevas responsabilidades más allá de un club de voleibol y las tareas escolares, ahora era diferente.

Quizás la pequeña ilusión de regresar a Tokyo lo había ilusionado de más, era cierto, adoraba vivir de nuevo junto a su amado novio, pero, sentía que algo se había ido, o algo faltaba, no sabía exactamente qué era.

Patético, totalmente patético y egoísta, jamás se animaría de contar sus sentimientos a nadie, mucho menos a Wakatoshi.

"Puedo con esto", decía, sin siquiera intentar hablar del tema con su novio.

...

 ¿Por qué no puedo ser una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora