Sanando mis heridas

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Tendou comenzó a ir al psicólogo a partir de aquel día, sintió que podía haber una escapatoria de esos pensamientos negativos, buscar ayuda y aceptar que estaba bien sentirse mal, pero no estancarse en ese sentimiento y dejarse cegar.

Después de una de sus citas con el psicólogo, Satori regresó a casa a pie. Abrió la puerta y se encontró con su madre limpiando la sala, se detuvo y se acercó a su hijo, besó su mejilla y sonrió.

- Tendou, hay algo que quiero decirte cariño.

- ¿Qué pasa?

- Ottosan y yo nos hemos divorciado, él ya se fue de casa.

- Pero... ¡Mamá!

- Tendou, no puedo estar con un hombre que lastimó a mi hijo, física y emocionalmente. Es cierto, sé lo que piensas, pero piensa en ti antes que en mi, sé que ottosan siempre me fue a visitar y me ayudaba en mi rehabilitación, pero no dejó que la persona que más amaba en mi vida me viera, por una estupidez.

- Okaasan...

- Ottosan estará bien, él vivirá en casa de la abuela, está de acuerdo en la decisión que tomé.

- Está bien, supongo...

- Más importante que eso, ¿Cómo van tus citas con el psicólogo?

- Estoy mejorando, estoy trabajando en mí mismo, me estoy ejercitando, comiendo bien, tomando mucha agua, dejando de darle importancia a los comentarios de los demás, siento que estoy conociendo la felicidad y el amor, sin depender de nadie esta vez.

La madre de Tendou sonrió y revolvió el cabello rojo de su hijo.

- Estoy orgullosa de ti, Tendou.

La piel pálida de Satori se erizó ante esas palabras, era la primera vez que alguien le decía eso, además, el hecho de que fuera su madre quien lo dijese era especial.

- Satori, ¿Ya reconsideraste regresar a la preparatoria? Aún estás a tiempo, están por terminar el año, si no regresas ahora podrías perderlo.

- Ya lo pensé bien okaasan, regresaré.

...

La alarma por la mañana despertó a Tendou, la apagó enseguida, talló sus ojos, bostezó y se puso de pie.

- No recordaba lo molesto que era despertar temprano. - exclamó dirigiéndose al baño en donde comenzó a cepillar sus dientes.

Tomó una ducha, al salir se puso su uniforme, tomó su mochila y se sentó en el comedor junto a su madre.

- ¿Estás emocionando? - preguntó su madre acercando el desayuno a su hijo.

- Estoy nervioso. - respondió tomando el plato de cereal. - Los chicos... ¿Qué pensarán de mi al volver?

- Tendou, ellos estarán alegres por tu regreso.

- ¿Estás segura okaasan?

- Estoy 100 por ciento segura.

Después de que Satori terminase su desayuno, salió de casa y caminó hasta la preparatoria.

Había llegado bastante temprano, tenía tiempo para practicar voleibol, así que decidió ir al gimnasio, al entrar los vio ahí a todos.

- Chicos...

- ¡Tendou-san! - gritó Goshiki acercándose corriendo al pelirrojo.

 ¿Por qué no puedo ser una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora