¿Soy un monstruo?

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La lluvia caía, las risas se intensificaban.

- ¡Tendou, eres un monstruo! - bufaban un par de niños mientras empujaban al pequeño Tendou al lodo.

Las lágrimas del pelirrojo comenzaban a salir.

- ¡Eres una niñita! - exclamaron entre risas.

El sonido del lodo siendo pisado se hacía presente, todos los chicos giraron su rostro, detrás de ellos se encontraba otro niño.

- ¿Están necesitados de atención? Créanme que molestando a Tendou seguirán siendo la misma basura de siempre.

El pequeño Ushijima se acercaba más a los chicos, los cuales optaron por salir corriendo. Ellos sabían que a pesar de ser de la misma edad, Wakatoshi contaba con una fuerza increíble, la cual la utilizaba en el voleibol.

Wakatoshi se pusó en cunclillas y observó un rato a Tendou.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - preguntó Tendou.

- ¿Eres Tendou no? He escuchado a la gente hablar de ti.

- ¿Qué cosas dicen?

El silencio incómodo se hizo presente.

- ¿Que soy un monstruo no? Tranquilo, incluso mi familia lo dice.

- ¿Por qué esos chicos te estaban molestando?

El pequeño Tendou le mostró a Ushijima la pulsera que se encontraba en su muñeca.

- Es rosa, dicen que es un color de niña.

- ¿Qué? Un color no tendría porque definir tú sexo.

Los ojos del pelirrojo se iluminaron, era la primera vez que alguien lo veía diferente, no como un monstruo.

- ¿Puedo saber tú nombre?

- Ushijima Wakatoshi.

- Wakatoshi-kun, un gusto.

Ushijima dirigió su vista al raspón en la rodilla de Satori, la cual estaba sangrando. Wakatoshi extendió su mano al pelirrojo y lo ayudó a ponerse de pie.

- Ven, necesitamos tratar esa herida.

Aún con las manos unidas, ambos se dirigieron a la casa de Ushijima. Las pálidas mejillas de Satori de pronto tomaron un color rosado. Ambos entraron a la casa, únicamente se encontraba su padre trabajando en su oficina, Ushijima tomó alcohol y unos curitas de un cajón.

Con un algodón comenzó a poner el alcohol en la rodilla de Tendou. - ¿Te duele?

- Es soportable.

Al finalizar, colocó con delicadeza los curitas en su rodilla.

- Tendou, ¿Quieres salir a jugar conmigo mañana?

Las mejillas de Satori se sonrojaron más. Nunca había tenido con quien jugar, hasta ahora.

- ¡Hagámoslo hoy! - exclamó con entusiasmo.

- Debes descansar un poco, la herida esta abierta, seguro para mañana ya estás mejor.

- ¡Pero quiero estar contigo!

Wakatoshi soltó una pequeña risa. - Lo lamento Tendou, hoy tengo entrenamiento, pero mañana podemos vernos.

Satori hizo un puchero pero al final aceptó.

Al llegar a su casa, su padre lo recibió en la puerta. - ¡¿Tendou dónde estabas?!

- Con un amigo.

 ¿Por qué no puedo ser una chica?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora