Un Hechicero de Magia Oscura

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Kohaku miraba con atención a los adultos; últimamente habían estado llendo muy seguido a los árboles mágicos, ya no le parecía raro, después de todo debían hacer la mejor actuación posible.

Suspiró pesadamente, mientras acomodaba grandes cajas de verduras y legumbres con ayuda de otros chicos.

Le hablaba solo a unos pocos, no era por ser antisocial o algo así, sino que, era más por la actitud rebelde que tenía; solo los "rebeldes" le hablaban con ánimo y cercanía.

- Psss Chrome

- ¿Qué pasa?

- ¿Lilian está mejor ya? Es que me preocupa su enfermedad respiratoria

- No, según escuché de Magma aún está enferma... Parece no querer curarse

- ¿Y el curandero?

- No sé

En eso un adulto entro a la bodega para checar el trabajo de los menores, los dos se callaron al instante y actuaron con normalidad para ocultar su plática anterior, debían tener mucho cuidado con quién les miraba hablar.

Pasó la mañana y ya tenían tiempo libre por primera vez en el día, en eso, se dirigieron juntos a un árbol frondoso y de gran tamaño para esperar a Francois un ¿Amigo? ¿Amiga? No tenían idea de su género, y tampoco le preguntaron sobre ello, así que solo sabían que era una amistad mayor que ellos con la que podían contar.

Y tenían entendido que había conseguido a un chico muy ambicioso, leal, alegre y, lo más importante, capaz.

Según sabían ese sujeto tenía más o menos su edad, era de una familia adinerada, tenía a Francois como su leal sirviente y deseaba tener al clero en su poder. Raro, pero al parecer podía ayudar con la situación que su pueblo sufría, o mejor dicho Lilian sufría.

- ¡Mira Kohaku!

- No grites Chrome

Ella le dió un golpe en la cabeza al chico, regañandolo a su vez con ese acto, después miró en la dirección que señaló y encontró a dos personas encapuchadas.

Parecía peligroso.

- Chrome, si algo pasa, corre por ayuda

- Sí

Kohaku los miraba amenazante mientras que Chrome les miraba con miedo, no estaba acostumbrado a las peleas y le era difícil reprimir el sentimiento.

- Francois ¿Son ellos?- Preguntó una voz desconocida, proveniente de uno de los encapuchados.

- Sí, son ellos- A diferencia de la anterior voz, ésta sí la identificaron inmediatamente y sus semblantes se relajaron notoriamente.

- Buenas Francois ¡¿Él es el chico?!

- ¡Chrome!

- Espero no les moleste que esté encapuchado todo el tiempo y no diga su nombre, por ahora, debemos prevenirnos

- ¡JAJAJA! Deseo más que nada poder andar sin ésto ¡Pero es mejor así!

Kohaku lo miró con un rostro indescriptible, simplemente estaba horrorizada y decepcionada; ese tipo era igual de escandaloso, incluso más, que Chrome.

Sería difícil reprender a alguien así.

- Uh... Sí, no hay problema, entendemos la situación- Aclaro la joven de ojos azules para después entablar una plática más seria del asunto, se sorprendió enormemente al notar que el chico en verdad conocía cosas importantes de la ¿Política religiosa? Sí, al parecer así lo había llamado, y aunque ella lo veía como "las leyes sagradas" no discutiría el tema.

Terminaron su plática satisfactoriamente, si bien el joven encapuchado no recibió mucha información necesaria, ellos sí que lo habían hecho; ahora Kohaku tenía idea de dónde estaba eso que buscaba.

- ¿Tenemos que buscar esas plantas raras?

- Eso me dijo... Quiero decir, sí, es necesario aunque debemos tener extremo cuidado

- Espera, a qué te refieres con "eso me dijo"

- Wow, que tardé es ya, vamos a comer con el pueblo. Hace hambre

- Pero-

Chrome sin su consentimiento fue arrastrado por la adversa en dirección a donde comían los demás, no faltaba mucho para la hora de comer, aún así sentía que la chica le estaba ocultando algo importante ¿Qué sería? No quería dudar de ella, pero comenzaba a hacerlo de forma incontrolable.

«¿Qué escondes Kohaku? ¿Será algo en contra mía o de Lilian?» Ante sus propios pensamientos tembló de miedo, si ella estaba del lado enemigo él estaba completamente perdido.

Debía pensar en un plan contra ella y pronto.