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Gen ya había tenido bastante suerte con mantener su mentira de ser algún "mago salvador" del pueblo, ya llevaba aproximadamente unos tres años ahí.

Era bastante tiempo.

No entendía cómo habían abandonado al pueblo por tanto tiempo, pero estaba dispuesto a ayudar en lo que pudiera; hasta que después ya no pudo seguir, no porque se rindiera, sino, más bien porque el clero regreso para enviar un mago de Luz.
Estaba en problemas, o al menos lo estaría si no tuviera el apoyo de los habitantes del pueblo, ellos amablemente se ofrecieron para sacarlo del pueblo exitosamente.

Ay, que le daba sentimiento. Se había llenado de cariño por el lugar, era maravilloso, al parecer el castigo tan cruel les hizo ser diferentes, pues ya ni siquiera discriminaban a las diferentes magias, además, recientemente había entendido el accidente de hace unos años. Cosa que parecía provocada por alguien que vivía ahí, claramente llegó a la conclusión de que esos dos estaban vivos, solo... No dijo nada, por precaución y obvia falta de pruebas.

Ahora que estaba fuera del pueblo se puso la meta de buscar a esos dos magos de luz; el padre e hijo de la historia, al igual que él, estaban huyendo así que no tendría porque ser un problema ¿Cierto?

Si tan solo fuera igual de fácil hacerlo que pensarlo.

Después de todo ser un mago de magia obscura era difícil, más si ahora el clero empezó a ser muy exigente con lo de tener a un mago de luz en cada pueblo, sin importar sus pecados, era extraño pero suponía que algo debió haber sucedido como para que tomaran esa decisión.

Solo faltaba saber el qué, a fin de cuentas había estado tan desactualizado de información en éstos últimos años, todo gracias a que estaba en un pueblo pecador... Pero... Había vivido tan tranquilo.

¡No te creo!

Baja la voz, dios mío chica, debes aprender a ser discreta

Escuchó una conversación sobresaliente, se acercó al lugar actuando que compraría algo de un puesto cercano y, aunque no lo haría claramente, trato de escuchar. Ya tenía horas haciendo eso, incluso ya el guardia no le despegaba la mirada por nada.

Eres muy escandalosa...

Perdón, enserio, puedes seguir contándome. Prometo no hacer escándalo

Bien... Te iba diciendo que mi hermano, como guardián religioso, me comentó acerca de un pueblo rebelde que quiere iniciar una guerra con el clero. Según él, tal vez los magos obscuros se reúnan ahí y por eso están examinando pueblo por pueblo

— Parece una cacería, que aterrador

— ¿Verdad?

Se estremeció al encontrar la respuesta a lo que estaba buscando, pues era, inevitablemente, aterrador en todos sus aspectos ¡No era un animal como para ser cazado! ¿Y la humanidad qué?

Pero no pudo seguir quejándose mentalmente al notar como unos guardias se acercaban a las chicas, era para someterlas y hacer que evitarán tocar el tema. Entonces sí era cierto. Concluyó que tenía que salir de ahí lo antes posible, y así lo hizo, pero el guardia que no le había despegado la mirada en esas últimas horas le empezó a seguir.

Gen empezó a correr en dirección a las afueras del pueblo, más y más guardias se unían a la persecución, era obvio, estaban sospechando que él era un mago de obscuridad ¡Se había delatado por correr inmediatamente! Vaya asco de mentalista era. Con algunos movimientos y empujones groseros de su parte fue que logró llegar a los árboles de la gran naturaleza, debía esconderse, o sino le iba a ir muy mal si acababa en manos de los guardias, lo presentía.

Un Hechicero de Magia OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora