La corporación Nanami.
Esas tres palabras las sabía todo Japón, no existía alguien que no estuviera enterado de lo que se trataba involucrar aquel apellido en sus comercios o compromisos diarios, eran simplemente una familia de gran renombre.
Pero al igual que era bueno escuchar ese apellido en los comercios más prósperos también tenía sus cosas malas, muchas a decir verdad, y cargar con un nombre tan grande era trabajo duro, aunque en realidad, eso era pan comido para el hijo menor Ryusui Nanami pues llevaba mejor que nadie la contaduría e inversión de esos tiempos. Pero quien le ganaba en ese talento era su hermano mayor.
Su hermano tenía el grandioso don de hacer cálculos matemáticos de avanzado nivel, aprendió toda la matemática de aquellos entonces e incluso empezó a crear un idioma propio que hizo llamar "programación".
Actualmente vivía en Japón donde soñaba hacer una herramienta tan capaz como para leer, traducir y actuar con el idioma que había creado, aún era un sueño pero sabía que cuando llegará el momento lograría su objetivo.
- Sai Nanami, el amo Ryusui le pide que hablé con él
- No quiero hablar con él, ya me imagino a lo que viene
- En ese caso, me pidió que le dijera ésto; no trata de la Corporación Nanami
- ... Iré a ver
En conclusión; Sai era el más indicado para tomar la Corporación Nanami, tenía la capacidad mental superior a todos los demás integrantes de la misma y era el hermano mayor, pero su obstáculo era que amaba más su propio idioma, lo amaba de sobre todas las demás cosas y aunque las matemáticas fueran la gran base de lo que él sabía hacer no era precisamente su pasión o algo a lo que quisiera dedicarse toda la vida. Lo sabía bien gracias a lo que había vivido, toda su familia deseaba su poder y lo ponían a trabajar incontables veces, bueno, en realidad Ryusui era el nombre de la persona a la que catalogaba como "toda su familia".
Su hermano menor quedó como el encargado de la Corporación Nanami gracias a que él rechazo la oferta muchísimas veces, y ahora, el más capaz para ser dueño de la corporación era el rubio ambicioso. Por ello quedó a la cabeza de ese trabajo.
- ¿Por qué vienes hasta aquí si no es sobre la Corporación Nanami? ¿Acaso deseas algo diferente a las riquezas?
- ¡JAJAJA! No se te escapa nada, tal como esperaba de mi hermano
- Entonces es eso... No tengo mucho tiempo para cosas de ese tipo, aún sigo trabajando en mis proyectos
- Voy al grano en ese caso; quisiera que me informaras un poco sobre el mago de luz que acaba de llegar a éste pueblo, aquí vives tú y lo ví bastante conveniente
- Ahora deseas un mago de luz, eso es raro... Si no viniera de tí
- Lo deseo todo
Sai quedó callado y al mismo tiempo empezó a asentir suavemente con la cabeza, sabía que su hermano lo deseaba todo, pero había algo más en el fondo de todo eso.
- Vamos adentro
Entraron a la gran casa de dos pisos para adentrarse en el sótano específicamente, una vez ahí el de cabellos oscuros se sentó libremente en una silla de madera que estaba en el lugar, miró al adverso y esperaba que le dirigiera la palabra en lugar de una sonrisa que demostraba libremente su diversión ante la situación.
Esperó por unos segundos más hasta que el marinero empezó a hablar.
- Tengo una oferta para tí
- No quiero dinero, tu puesto o cualquier otra cosa que venga de tí
- Lo sé, pero ésta vez no viene de mí la oferta, solo soy un mensajero
- ¿Mensajero? ¿Tú?
El mayor le miró incrédulo, pero su mirada se fue relajando al notar que el menor se mantenía firme y extrañamente serio. Usualmente cuando hacía tratos que lo metieran en problemas o trabajos matemáticos de su propiedad tenía una sonrisa arrogante en el rostro, pero ahora, le miraba seriamente.
El pelinegro le dedicó una sonrisa por primera vez en los negocios, quería escuchar lo que tenía por decir el gran Ryusui Nanami.
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Un Hechicero de Magia Oscura
FanfictionLa magia negra era condenada por todo tipo de hechicero, desde un curandero hasta un ser de luz. Eso genero que Gen Asagiri, un chico que se dedicó su vida entera al entendimiento de la mente humana, fuera condenado por el destino. El día en el que...