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Para Chrome era difícil pensar que su mejor amiga le haría daño, pero tampoco era algo que se podía descartar por ser algo complicado de imaginar.

Estaba mirando el río camino abajo que estaba cercas de ellos dos, habían llegado a ese punto mientras seguían los pasos de un mapa que Kohaku encontró con ayuda del sujeto encapuchado, era difícil confiar en cosas así pero a él siempre le gustó aprender de la mera experiencia.

Suspiró cansado al notar que les faltaba mucho camino que recorrer, era agotador cargar una gran mochila de suministros.

— Kohaku ¿Qué buscamos? Y ¿Por qué llevas una lanza de plata?

— Uhm— Se notó que dudó de si hablar o no, pero al parecer decidió hablar por primera vez en el día —Buscamos ácido sulfúrico y la lanza de plata es para evitar la peor de las situaciones.

— ¡¿Qué?! ¡No entendí nada pero suena peligroso!

— Chrome, Lilian solo cuenta con nosotros y Ruri también se salvará... Necesitamos hacerlo.

— Pero...— Sonaba peligroso lo que tramaba la mujer, pero para su desgracia o suerte la adversa supo dónde darle para ganar su ayuda —¡Muy bien! Hagamos ésto.

El chico tomo con fuerza las agarraderas de su mochila, tenía miedo de ser traicionado, pero tampoco tenía mucho que hacer en esos momentos. Todo su plan estaba acorralado, él contaba con que no fuera algo tan peligroso; ahora estaba muy preocupado y emocionado.

Caminaron un largo rato, pasaron cercas de las aguas termales que, actualmente, visitaban todos los días para ayudar en contra de la enfermedad de las sacerdotisas, al reconocer el lugar se sintió más aliviado y ayudado.

Llegaron a un tipo cráter, era enorme y no parecía haber lava o algo parecido, pero tenía la sensación de que algo peligroso estaba por ahí, disminuyeron la velocidad por precaución pues los dos tenían ese presentimiento.

La lanza se empezó a tornar negra.

Kohaku se detuvo al instante, tomó a su amigo y se alejó de ahí lo más rápido posible para ella.

— ¡¿Qué pasó ahí?!

— ¡Encontramos el ácido sulfúrico!

— ¡Que malote!

Los dos se miraron emocionados; creyeron que tardarían más tiempo en encontrar algo así, pero la suerte estaba de su lado notoriamente. Ahora se sentían tontos por traer tantos suministros.

Rieron unos minutos, después se detuvieron cercas de las aguas termales para comer y descansar de la situación que se enfrentaron hace unos minutos, obviamente, aprovecharon para comer.

— Que comida más malota.

— Descansemos antes de irnos de aquí— Dejo en el suelo su mochila y se estiró suavemente, después de eso le pasó un recipiente de agua al adverso.

— Está bien— Cuando estuvo más calmado, se detuvo a pensar la situación mientras bebía un poco de agua ¿Seguiría actuando ser su aliada? ¿Qué sentido tenía eso? — Kohaku— La chica le miró con confusión — ¿Con quién estás haciendo equipo?

Hubo un silencio atemorizante para el chico, sabía que había tocado un punto peligroso pero en su cabeza sonó más lógico acabar con la mentira de la adversa antes de que supiera de su... ¿Qué era? No conocía el nombre, pero ahí tenía muchas piedras y plantas "malotas" que ella le podía quitar con facilidad.

Sí, confiaba en ella desde hace años, pero como hombre tenía sus secretos ¡Y sus cosas realmente era importantes para él! Eso y agregando el hecho de que estaba seguro que ella lo criticaría por juntar piedras; al menos en el pasado pensó eso.

Ahora dudaba de si ella le quitaría o sabría de esas cosas.

— Es difícil engañarte ¿No Chrome?

— Kohaku...

— Es un buen chico, lo conocerás pronto.

De pronto su entorno se coloreo de un color negro, estaba perdiendo el conocimiento poco a poco.

El agua...

— Tranquilo, estarás bien.

Chrome no lo creía, había bajado la guardia demasiado y ahora terminó por caer inconsciente, mientras pensaba en lo ingenuo que fue.

Un Hechicero de Magia OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora