La belleza

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La belleza física, para mí, es como la comida; entra por los ojos. Si un chico me parece lindo, quiero probarlo. Si su aroma es exquisito, despertará mi apetito. Si está dispuesto en la medida perfecta, con una simetría impecable, mis ojos no podrán resistirlo. Pero lamentablemente su magia corre el riesgo de esfumarse luego del primer bocado; la textura puede ser inconsistente; quizá le falte sal o azúcar; a lo mejor es demasiado ácido o insípido.

Por otro lado, existen comidas "comunes y corrientes"; esas que vemos todos los días y no destacan entre las demás... No hasta que las probamos y nos enamoramos de su sabor. Entonces se vuelve un hábito deleitarnos con aquellas empanadas que compramos en la esquina. O el plato de fríjoles que le queda tan bien a la señora del restaurante.

Así es la belleza física para mí; tan solo algo que llama la atención. Porque no puedo negar mi naturaleza superficial. Pero si su contenido es bueno, se convertirá en mi plato favorito. Y si no tiene nada que ofrecer, perderá todo mi interés.

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