Lento, pero seguro.

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Lo sé, qué lento soy. Pero al menos sé a dónde voy.

¿Para qué acelerar el paso? No estoy corriendo una maratón.

Mira alrededor, todos con tanta prisa...

No se dan el tiempo de disfrutar ni una brisa.


Aprecia la alegría, la tranquilidad y el sufrimiento.

Aprende de cada experiencia.

Llora si lo necesitas y déjate robar el aliento.

Es parte de nuestra esencia.


Haces mucho más con una simple acción,

aunque parezca que estás extraviado.

Lo importante es la trayectoria; la dirección.

¿De qué te sirve ir tan rápido si no vas a ningún lado?

FragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora