Soledad

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Busco desesperadamente un "hola", una conversación o cualquier interacción.

Pero cuando lo hago, nadie atiende a mi llamado.

Trato de desahogarme con música, palabras o mi imaginación.

Mas la realidad es cruel, y al observar los alrededores, no encuentro a nadie a mi lado.


Es como si estuviera solo en el mundo, sin siquiera un amigo.

Trato de estar ahí para mí, y funciona, pero al final me pierdo y no lo consigo.


Créeme, lo intento. 

Sin embargo, no es suficiente.

Y cuando la soledad va en aumento,

es imposible prescindir de un oyente.


Se siente feo el abatimiento.

Sin poder avanzar ni vivir el momento.

Mi único amigo es el viento.

Resopla en las ventanas para hacer notar su acompañamiento.


El viento... mi hermoso amante.

Siempre ahí para mí, tan paciente y animante.

Con su abrazo simple, pero mágico.

Una de las virtudes que lo hace tan cálido.


Qué lindo es percibir su corriente de aire...

Me llena de paz.

Y qué triste es darme cuenta que se escapa de mis manos...

Pues no es real.

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