Fragmentos

El chico que no pude, y al parecer, no quise conocer.

Han pasado tantos años... y aún te recuerdo.

¿Por qué me alejé y no quise conocerte?

¿Estoy preparado para hacerlo ahora?

No lo sé, supongo que no importa.

Sólo quiero que sepas que no lo hice por ti.

Me sentía abrumado, atrapado y poco apreciado.

Es estúpido, no tengo intención de negarlo.

Fui estúpido.

Tú eras una de las razones —la más importante— por las que lo aguantaba, pero aún así, era difícil para mí.

Jamás me había sentido tan patético, tan infravalorado, tan... absurdo.

Pero gracias a esa experiencia soy una nueva persona.

Ahora entiendo lo insignificante que soy, y lo puedo aceptar sin problemas.

Es tan gracioso decirte eso... Estoy seguro de que no te importa.

Lo más seguro es que nunca pienses en mí, o peor, que no me recuerdes.

Sin embargo, yo sí lo hago. Y no sólo eso; creo que te amo.

Apenas intercambiamos algunas palabras y eso fue suficiente.

¿Cómo lo hiciste?

¿Habríamos sido buenos amigos?

¿Siquiera te agradaba?

Recuerdo cuando me saludaste esa vez...

Me sentí especial.

Fue un gesto pequeño, quizá ni tú entendías el impacto que causó en mí, pero lo hizo.

Siempre trataba de estar a tu lado, se sentía bien.

¿Por qué tenías que ponerme nervioso?

Incluso ahora lo haces, sin hacer nada, irónicamente.

Había algo en tus ojos que me cautivaba.

Tu sonrisa era la más cálida que jamás había visto.

Y aunque hace mucho no veo tu rostro, mi memoria trata desesperadamente de retratarte, consiguiendo mostrarme la cara de un ángel.

Eres la única persona a la que me gustaría conocer, y tal vez nunca lo haga.

Yo mismo me encargué de destruir esa posibilidad.

Pero me gustaría algún día tener la oportunidad.