Condiciones

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¿Entonces, me quieres amar?

Está bien, pero esfuérzate un poco.

Ya no me conformo con migajas.

Mucho menos con despojos.

Tenemos que estar en sincronía.

Si no piensas como yo, ni siquiera lo intentes.

Sería una completa agonía.

Y no tengo tiempo para que experimentes.


Claro, podemos llegar a un acuerdo.

No soy un dictador.

Tampoco hay que empezar con el pie izquierdo.

O nunca habrá un ganador.


Las reglas son simples:


No me exijas nada.

No me mientas.

No soy un objeto al que reemplazas o revientas.


Soy libre.

Déjame amarte a mi manera.

No te haría daño ni por mucho que quisiera.


Siempre expresaría el cariño que te tengo.

Y esperaría que hicieras lo mismo.

Me refiero a que no te reprimas.

No a que finjas optimismo.


La reciprocidad es importante.

Pero si nos amamos de verdad, no es menester pedirla.

Porque únicamente con hablarte, sabría si es realidad o solo jugamos a confundirla.


Esas son mis condiciones, ¿cuáles son las tuyas?

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