Misión cumplida

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Pude haberte asesinado, pero no lo hice.

Eres lo que más quiero en el mundo.

Tuve el cuchillo entre mis manos, mas llevarlo a cabo no quise.

Aunque el vacío era profundo.


Poco a poco te fui sanando;

limpié la duda, la vergüenza e inseguridad.

Después, te fuiste recuperando;

reemplazaste tu amargura y desdicha por la felicidad.


Ahora, cuando miro tu rostro, no puedo evitar sonreír.

La belleza que desbordas es increíble.

Si me siento mal, sé que a ti puedo recurrir.

Eres mi combustible.


En el fondo sabía lo que pasaría; 

siempre lo creí.

¿Recuerdas nuestro pacto?

Te prometí mi amor y lo cumplí.

De ahora en adelante solo habrá alegría.

Gané más de lo que perdí.

Disfrutemos de esta dulce armonía.

Y de nuestro final feliz.

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