Toma, hazte un favor.

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Dicen que el dinero no puede comprar la felicidad,

pero prefiero llorar en una mansión.

No me interesan tus rodeos, tampoco tu compasión.


Serás mi juguete sexual,

te pagaré por un poco de acción.

Bésame, acaríciame, dame más;

quiero una noche de pasión.


Esa cara bonita que posees es un interesante accesorio.

Con esos brazos tan fuertes puedes subirme al escritorio.

Pero al final sólo eres eso: un juguete carente de alma, vacío y sin autenticidad.

Dejaré billetes en la cama para que te compres una personalidad.

FragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora